En el corazón de la Ciudad de México, el sitio arqueológico San Gregorio Atlapulco se erige como un testimonio crucial de la transición de grupos de cazadores-recolectores a comunidades sedentarias
Este lugar, que alguna vez fue un islote en el lago de Xochimilco, ofrece una ventana al pasado que abarca entre 8,000 y 5,500 años. A medida que se cumplen casi diez años desde su exploración arqueológica, los hallazgos recientes han proporcionado información valiosa sobre cómo estos grupos se adaptaron y evolucionaron durante el Holoceno medio.
Los estudios realizados entre 2013 y 2015 en San Gregorio Atlapulco han revelado detalles sobre las actividades domésticas de estas antiguas comunidades. Un equipo de investigadores del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) llevó a cabo un análisis exhaustivo de materiales de molienda encontrados en el área principal del sitio.
Utilizando técnicas avanzadas como la microscopía electrónica de barrido, los científicos identificaron huellas de desgaste en los artefactos, confirmando su uso para la molienda de vegetales
Una metodología innovadora fue aplicada por primera vez en México, centrada en el análisis de almidones. Este enfoque permitió detectar la presencia de diversas plantas como camote, frijol, maíz, tomate, chile y ñame en los residuos arqueológicos. Para lograr esta identificación, se llevó a cabo un trabajo experimental que involucró el uso de varias especies vegetales, creando un catálogo que facilitó la comparación con los restos encontrados.
Los resultados indican que la dieta de estas sociedades estaba compuesta principalmente por la recolección de plantas nativas y recursos lacustres, complementada con cultivos domesticados como el maíz. Este patrón alimenticio se desarrolló durante un periodo de mejora climática, antes del surgimiento de las primeras cerámicas en la región central de México. Los hallazgos subrayan la importancia del uso de artefactos para procesar vegetales en la subsistencia diaria, lo que a su vez proporciona una mejor comprensión del periodo precerámico.
La investigación está integrada en el proyecto titulado "Poblamiento, agricultura inicial y sociedades aldeanas en la Cuenca de México", dirigido por destacados investigadores como Guillermo Acosta Ochoa, Patricia Pérez Martínez y Joaquín Arroyo Cabrales
Este esfuerzo busca evaluar dos procesos fundamentales en la historia humana: el asentamiento inicial y el desarrollo agrícola en esta región.
Además, un estudio complementario liderado por los investigadores del IIA, Emily McClung y Guillermo Acosta, se enfoca en evaluar el Holoceno medio. Este trabajo examina periodos específicos conocidos como Playa (6500 a.C.) y Zohapilco (3500 a.C.), propuestos por la arqueóloga Christine Niederberger, con el objetivo de entender mejor el sedentarismo y el desarrollo temprano de aldeas.
Los descubrimientos realizados hasta ahora han enriquecido el registro arqueológico local y han proporcionado una mejor comprensión sobre las estrategias alimentarias utilizadas por los cazadores-recolectores que habitaron esta área hace miles de años.
Los resultados completos del estudio serán publicados en febrero de 2025 en la revista Journal of Archaeological Science: Reports. El artículo titulado "Archaic grinding stone tools in the basin of Mexico. A study through use-wear analysis and micro-residues" ofrecerá una visión más detallada sobre estos hallazgos significativos