Cada 20 de marzo, el mundo celebra el Día Mundial de la Felicidad, una fecha establecida por las Naciones Unidas en 2012 para resaltar la importancia de la felicidad como un derecho fundamental de todas las personas.
Este día invita a reflexionar sobre el bienestar personal y colectivo, reconociendo que la felicidad no es solo un estado emocional, sino también un indicador clave para evaluar el progreso de las sociedades.
La ONU subraya que el bienestar de las personas debe ser el centro de las políticas públicas. Para ello, es esencial fomentar el acceso a la educación, la salud, el trabajo digno y la igualdad. Estas áreas, según la organización, son fundamentales para que cada individuo pueda alcanzar una vida plena y feliz.
De este modo, la felicidad no solo se refiere a una experiencia individual, sino también a un compromiso colectivo que implica la creación de entornos que favorezcan la equidad y el bienestar general.
Aunque la felicidad es un concepto abstracto, su manifestación es accesible y tangible. En lo cotidiano, se encuentra en pequeños momentos: una charla con amigos, un abrazo, un gesto amable o un logro personal. La felicidad no siempre depende de grandes eventos, sino de esos momentos de conexión humana y satisfacción.
En un mundo que avanza a gran velocidad, el Día Mundial de la Felicidad nos invita a pausar y valorar lo que realmente nos da paz y alegría, ya sea disfrutar del arte, viajar o simplemente estar vivos.
La psicología positiva, una disciplina que ha ganado gran relevancia en las últimas décadas, estudia los factores que contribuyen al bienestar. Según esta rama de la psicología, la felicidad está estrechamente relacionada con la segregación de endorfinas, las conocidas "hormonas de la felicidad".
Estas sustancias químicas se liberan en el cerebro cuando adoptamos prácticas conscientes como la gratitud, el optimismo, la meditación o la generosidad. Estudios han demostrado que las personas que cultivan una actitud positiva tienden a tener una mejor calidad de vida y una mayor satisfacción.
El psicólogo Viktor Frankl, conocido por su obra El hombre en busca de sentido, también hace énfasis en que la felicidad no es la ausencia de problemas, sino la capacidad de encontrar propósito en medio de las dificultades. Para Frankl, el sentido de la vida es lo que permite a las personas mantener la esperanza y la plenitud, incluso en las circunstancias más adversas.
El bienestar individual también depende del entorno social en el que vivimos. Una sociedad inclusiva, solidaria y justa tiene más posibilidades de generar felicidad colectiva. En contraste, la desigualdad, la discriminación y la falta de acceso a recursos básicos pueden reducir la felicidad de sus miembros.
De hecho, estudios indican que los niveles de desigualdad están estrechamente relacionados con la salud mental y física de las personas. Por esta razón, el Día Mundial de la Felicidad también busca poner en primer plano temas como la equidad y las oportunidades para todos, fomentando una conversación sobre cómo mejorar las estructuras sociales.
Cada año, la ONU publica el Informe Mundial de la Felicidad, que clasifica a los países según su nivel de felicidad. Este año, por primera vez, México ha ingresado al top diez de los países más felices del mundo.
El Día Mundial de la Felicidad es una invitación a reflexionar sobre cómo cada uno de nosotros puede contribuir al bienestar propio y de los demás. Es una oportunidad para pensar en cómo mejorar nuestra calidad de vida y la de quienes nos rodean, sin perder de vista la importancia de un entorno justo y solidario. Así que, este 20 de marzo, ¿cómo vas a celebrar tu felicidad?