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23 de Noviembre del 2024
Economía

El Aíd al Adha, en tiempos de crisis

El Aíd al Adha, en tiempos de crisis

La inflación y la subida global de los precios derivada de la guerra en Ucrania han lastrado este año el Aíd al Adha o la Fiesta del Sacrificio, provocando que muchos musulmanes de Oriente Medio no puedan permitirse comprar un cordero o incluso carne para recordar cómo el profeta Abraham ofreció su hijo primogénito a Dios.

Tras dos años de celebraciones limitadas por la pandemia del coronavirus y la consiguiente crisis económica, este año el Aíd ha representado un verdadero sacrifico para millones de musulmanes de la región.

En algunos países de Oriente Medio, sobre todo los que dependen de la importación de carne, la población ha vuelto a sufrir las consecuencias de una crisis que se arrastra desde 2020 y que ha apagado el espíritu festivo en estas fechas.

EL SACRIFICIO DE LOS YEMENÍES

"No nos lo podemos permitir (el sacrificio), hemos venido solo a mirar y a tomar unas fotos con las ovejas", dijo Ghaleb al Dhamari, un yemení de 40 años que deambulaba por un mercado de Saná con su mujer y sus tres hijos.

Al Dhamari se queja de que "los precios han subido mucho" y que él no puede pagar los 90.000 riales yemeníes (unos 150 dólares) por el sacrificio de una oveja, que ya de por sí es uno de los animales más asequibles.

Mohamed Ali fue otro yemení que se fue del mercado con las manos vacías por el encarecimiento del ganado, y asegura que comprará dos kilos de cordero para su familia, algo que afirma que muchos de sus colegas también harán por la imposibilidad de comprar un animal en este país devastado por una guerra que se inició en 2014.

LOS EGIPCIOS SE APRIETAN EL CINTURÓN

En Egipto, el país árabe más poblado, la crisis y el desplome de la moneda local han obligado a muchos a apretarse el cinturón, como es el caso de Mohamed Saíd Rashad, dueño de un estudio fotográfico en El Cairo de 40 años.

Dice que antes de la crisis trabajaba como voluntario en una asociación en la que sacrificaban animales para el Aíd y repartían la carne a los pobres, pero este año "las participaciones han bajado de manera notable" porque "hay muchas dificultades debido a los compromisos que tiene (la gente) en la vida y su situación actual".

"Este año, con el aumento notable de los precios, solo pude participar en el sacrificio de un cordero, algo que va a afectar la cantidad de carne que daremos a los pobres, y lo que quedará para la familia también", lamenta.

Por su parte, Mohamed al Wageh, un carnicero de 41 años, asegura que antaño un kilo de cordero costaba entre 60 y 75 libras egipcias (entre unos 3 y 4 dólares) mientras que este año ha subido a entre 80 y 105 (entre 4,20 y 5,50 dólares), y añade que en esta festividad las ventas han decrecido un 20 %.

EL LÍBANO PIERDE EL ESPÍRITU FESTIVO

Sentado frente a su tienda de ropa en un mercado popular de Beirut, Ali explica que aquello de visitar a sus tíos, regalar dulces a seres queridos y ocasionalmente matar una cabra es ahora cosa del pasado: "No tenemos el sentimiento del Aíd debido a la situación", zanjó.

Casi el 80 % de los libaneses viven en la pobreza por el impacto de la grave crisis económica iniciada a finales de 2019 en el país mediterráneo, donde los precios están continuamente al alza, escasean productos como el combustible y la moneda local ha perdido más del 90 % de su valor.

"Gracias a dios, al menos tenemos salud en nuestro cuerpo", sentenció Ali desde su silla.






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