La crisis energética en Cuba, que sufre altibajos dependiendo de las averías en sus obsoletas centrales soviéticas y la irregular llegada de combustible del exterior, también se ceba con el incipiente sector privado: las más de 10.000 pequeñas empresas autorizadas desde 2021.
Desde mayo, los apagones se han incrementado hasta afectar algunos días al 40 % del país de forma simultánea. El propio presidente, Miguel Díaz-Canel, habló de cortes de 20 horas diarias en algunas localidades.
Hasta La Habana, a la que las autoridades preservan de lo peor de la crisis energética, ha tenido que tomar medidas. Desde mayo la estatal Unión Eléctrica (UNE) ha dividido la capital en bloques y programa apagones alternos de cuatro horas por las mañanas y las tardes.
APAGONES Y NEGOCIOS
Como ejemplo, hasta tres cuartas partes ha tenido que reducir su producción en los últimos dos meses una heladería de La Habana a causa de los frecuentes cortes eléctricos.
Carla -nombre ficticio de la dueña, que prefiere no revelar su identidad- cuenta a EFE los problemas que enfrenta a diario por la crisis energética en la isla, donde los apagones son diarios, prolongados y, en ocasiones, impredecibles.
"Yo puedo entender que el Estado no tenga divisas para comprar petróleo o para reparar las termoeléctricas. ¿Pero por qué a quienes decidimos apostar por este país con nuestro dinero nos dejan solos?", se pregunta.
Carla, pese al viento en contra, no ha bajado la persiana y presume que la fórmula para sus helados hace que resistan las cuatro horas de apagón sin derretirse.
Su problema es otro: "Yo hago los helados en otro lugar (diferente a la tienda) y cuando cortan la corriente enciendo mi planta. Pero hace poco se rompió y no he podido encontrar otra. Todo el mundo está comprando ahora", lamenta.