En esta temporada decembrina, los árboles navideños y los adornos nos envuelven en el espíritu de unión y alegría propio de la Navidad. Sin embargo, también nos recuerdan los desafíos ambientales que esta festividad puede generar
Durante la temporada navideña en México, la generación de residuos aumenta significativamente. Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), durante diciembre y enero, los desechos se incrementan un 30%, alcanzando aproximadamente 102,895 toneladas diarias. Para dimensionar esta cifra, es comparable al peso de unos 13,000 aviones comerciales (de 8 toneladas cada uno) o casi 20 veces el peso de la Gran Pirámide de Giza (5,750 toneladas).
Este aumento se atribuye principalmente a las cenas navideñas y de Año Nuevo, donde cada persona genera alrededor de 1.2 kilogramos adicionales de basura. Los mayores responsables de este impacto son los utensilios desechables, como platos y vasos, y las envolturas de regalos, que tienen una vida útil muy limitada y contribuyen a la acumulación de residuos.
Los vasos desechables pueden tardar entre 65 y 75 años en degradarse completamente bajo condiciones normales. Sin embargo, si se encuentran enterrados o en ambientes anaeróbicos, este proceso puede extenderse hasta 1000 años. Los platos desechables, por su parte, presentan tiempos de degradación similares, con un promedio de 50 años en materiales comunes
La basura no es el único problema preocupante en estas fechas, ya que, según la Red de Bancos de Alimentos de México, se estima que aproximadamente el 40% de la comida preparada para las celebraciones navideñas y de Año Nuevo termina en la basura. Este desperdicio se debe, principalmente, a la falta de planeación en la preparación de platillos y a la creencia de que es preferible que sobre comida a que falte.
El impacto ambiental del desperdicio de alimentos es significativo. Al descomponerse en vertederos, los alimentos generan metano, un gas de efecto invernadero 25 veces más potente que el dióxido de carbono, contribuyendo al calentamiento global. Además, este gas también afecta la calidad del aire al contribuir a la formación de ozono a nivel del suelo, un contaminante que puede irritar las vías respiratorias y agravar problemas de salud como el asma. Estos efectos subrayan la importancia de adoptar hábitos más sostenibles durante las festividades.
La exposición al ozono puede causar síntomas como tos, falta de aire y disfunciones pulmonares, lo que aumenta el riesgo de muertes prematuras
Los fuegos artificiales, la pirotecnia e incluso algunos juguetes ruidosos contribuyen significativamente a la contaminación auditiva. Por ejemplo, los petardos y fuegos artificiales pueden generar niveles de ruido entre 140 dB y 190 dB, lo cual supera ampliamente los umbrales seguros para la audición humana. Una exposición frecuente a estos niveles puede causar pérdida auditiva temporal o permanente, además de generar zumbidos en los oídos. De manera similar, algunos juguetes destinados a niños alcanzan niveles de ruido de 85 dB a 135 dB, lo cual es especialmente peligroso para los sistemas auditivos infantiles, que son más sensibles a los daños por sonido.
Además del impacto auditivo, estas festividades generan contaminación visual. Este tipo de contaminación altera el paisaje y afecta la percepción visual y el bienestar de las personas. Por ejemplo, el uso excesivo de luces decorativas en hogares, calles y espacios públicos incrementa la contaminación lumínica, dificultando la observación del cielo nocturno y alterando los ritmos circadianos. Asimismo, decoraciones como inflables gigantes saturan visualmente los espacios, creando una sensación de desorden y contribuyendo al estrés visual en los entornos urbanos y naturales.
Las luces navideñas no solo dificultan la observación del cielo nocturno, sino que también tienen un impacto negativo en los ecosistemas nocturnos. La contaminación lumínica que generan puede alterar los patrones de actividad y comportamiento de diversas especies animales, como aves, insectos y mamíferos nocturnos
}Aunque el impacto ambiental de las festividades navideñas puede ser considerable, existen varias maneras de reducir su huella ecológica y promover prácticas más sostenibles durante esta época. Aquí te comparto algunas recomendaciones clave: