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02 de Diciembre del 2024
Denuncia

Goteras en el Museo de Antropología

Goteras en el Museo de Antropología

El agua accionó los botones de alarma en el Museo Nacional de Antropología, el historial de problemas que las lluvias y goteras han provocado en varios espacios culturales. Los sismos de septiembre del año pasado y las impetuosas lluvias de 2018 parecen haber firmado una alianza para evidenciar el desastroso estado en el que se encuentran los 24 mil metros cuadrados de azotea del edificio que conserva los más grandes tesoros de la nación.

"La crisis de las goteras en este museo comenzó a mediados de junio, tuvimos una lluvia bíblica y por todos lados salieron goteras que no existían", comentó el director del recinto, Antonio Saborit. Los costados poniente de los edificios norte y sur del MNA, donde se ubican las salas de etnografía, la Sala Mexica con sus imponentes monolitos y al menos el lado sur del edifico de gobierno, justo sobre la Biblioteca Nacional de Antropología ?en donde se conservan los códices más antiguos de la nación? han sido las áreas más afectadas.

 La última impermeabilización del edificio fue hace 12 años, cuando aún vivía el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez. El proyectista del inmueble sugirió cubrir las azoteas con una membrana de plástico que fue desplegada como si fuera un mantel sobre toda la superficie. "El año pasado ya veíamos venir el problema de la impermeabilización; ese material ya había dado sus servicios e iba a ser necesario sustituirlo", dijó Saborit.


Los trabajadores del museo, encabezados por la arquitecta restauradora Martha Ortiz, detectaron el verdadero problema: debajo del revestimiento plástico había una capa geotextil, luego una lámina y en seguida una enorme capa,de casi 15 centímetros resultado de las impermeabilizaciones que se fueron agregando en los anteriores 40 años.

La enorme capa de impermeabilizante, funcionó como una esponja que absorbía el agua de lluvia sin permitir su salida: "cuando se abrió, como si fuera una rebanada de pastel, empezó a salir el agua acumulada". Lo que resultó en una intervención prioritaria para preservar el patrimonio cultural: Saborit indicó que las fisuras en la azotea se intensificaron con las lluvias de junio pasado y la granizada que cubrió de hielo la Ciudad de México el 14 de marzo, así como los sismos del año pasado.




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