Ángel Gallegos, un joven de 19 años, votó por primera vez en las elecciones de Estados Unidos, decidido a hacer oír la voz de su familia y su comunidad migrante, quienes no pueden votar.
Con su voto, Gallegos busca representar a los siete miembros de su familia, a sus amigos y vecinos que no tienen estatus legal en el país. "Es un voto que representa a mi familia y a mi comunidad", expresó antes de emitir su sufragio en Los Ángeles, California. Con su acción, busca que más ciudadanos se unan y luchen por quienes, como su familia, no tienen voz en el proceso electoral.
Acompañado por su madre, Carolina Morán, una inmigrante mexicana que llegó a Estados Unidos hace décadas, Gallegos participó en una jornada de voto anticipado organizada por la Coalición por los Derechos Humanos de los Inmigrantes (Chirla) y el condado de Los Ángeles. Su madre, orgullosa, le colocó un botón con el mensaje: "For my family, rights and life" ("Por mi familia, derechos y vida"). Este distintivo forma parte de una campaña de Chirla para conectar a la comunidad indocumentada con los electores y alentar a los jóvenes a votar.
Giselle Espinoza, de 20 años, también votó con un propósito similar. Como la primera en su familia en participar en elecciones, siente la responsabilidad de hacer que las voces de sus padres y sus hermanos menores sean escuchadas. Al ser ciudadana, Giselle vota en nombre de su familia de "estatus mixto", un hogar donde algunos miembros no tienen estatus legal y otros son ciudadanos estadounidenses. La joven reconoce que estas elecciones pueden afectar el futuro de su familia y de los niños con los que trabaja en una escuela.
Más de 22 millones de personas en Estados Unidos viven en hogares donde al menos un miembro no cuenta con estatus legal, según datos del Centro Pew. En estos hogares de "estatus mixto", al menos una persona es inmigrante sin documentos, lo que genera un ambiente de vulnerabilidad ante políticas que puedan cambiar sus vidas. En estados como Nevada, California y Texas, estas familias mixtas representan una parte considerable de la población, y en algunos de estos estados los resultados de la elección presidencial podrían definir el rumbo de sus vidas.
Espinoza y Gallegos aseguran que su voto fue una decisión propia, sin presión por parte de sus familias. Sin embargo, sienten el peso de representar a quienes no pueden hacerlo y la responsabilidad de elegir candidatos que comprendan las realidades de las comunidades inmigrantes. Gallegos destacó la importancia de que los jóvenes voten para elegir representantes que defiendan los derechos de todos en el país, mientras que Espinoza reflexionó sobre el impacto de su participación en temas de educación, economía y salud.
Ambos jóvenes, como parte de la generación Z, están comprometidos con la importancia del voto. Al portar mensajes en botones y compartir su experiencia, buscan inspirar a otros ciudadanos jóvenes a involucrarse. "Voy a llevar con orgullo este botón", afirmó Gallegos, convencido de que su participación marca la diferencia para su familia y para millones de familias como la suya.
Con información de EFE.