Un informe reciente de la Organización Mundial de la Salud (OMS) alerta sobre la limitada evolución en la implementación de estrategias para prevenir infecciones relacionadas con la atención médica, pese a los aprendizajes dejados por la pandemia de COVID-19
Presentado durante la Cumbre del G7 en Italia, el análisis destaca que, aunque el 71% de los países han establecido programas activos de prevención y control de infecciones (PCI), apenas el 6% cumple con los estándares mínimos fijados para el periodo 2023-2024, lejos del objetivo del 90% planteado para 2030. Este déficit tiene consecuencias graves, especialmente en países de ingresos bajos y medianos, donde los pacientes enfrentan hasta 20 veces más riesgo de contraer infecciones nosocomiales que en países desarrollados.
Estas infecciones no solo prolongan la hospitalización, sino que también pueden derivar en complicaciones graves, discapacidades y decesos. Un ejemplo es la septicemia, responsable de un 24% de muertes en hospitales, cifra que asciende al 52% en unidades de cuidados intensivos cuando se trata de bacterias resistentes a los antibióticos
El impacto financiero también es significativo. Se estima que estas infecciones generan costos globales anuales de hasta 1,200 millones de dólares, mientras que la resistencia a los antimicrobianos podría ser responsable de casi cinco millones de muertes al año. Sin embargo, con inversiones en medidas de PCI, se podrían evitar hasta 821,000 muertes anuales para 2050, ahorrando 112 mil millones de dólares al año y generando beneficios económicos adicionales por 124 mil millones de dólares.
La OMS destaca que muchas instituciones sanitarias enfrentan dificultades para adquirir equipos de protección personal y asegurar personal capacitado. Durante 2023, una cuarta parte de los países reportó carecer de estos recursos esenciales. En paralelo, los programas nacionales de PCI no han mostrado avances significativos desde 2017.
Según un análisis de 2022, apenas el 3.8% de los países cumplían con los requisitos mínimos a nivel nacional
El informe también aborda los cambios en las tasas de infecciones hospitalarias durante la pandemia. Por ejemplo, las infecciones asociadas a catéteres centrales (CLABSI) y neumonías vinculadas a ventiladores (VAP) aumentaron considerablemente en unidades dedicadas al COVID-19. En São Paulo, un estudio reportó un incremento abrupto de CLABSI debido a la sobrecarga hospitalaria y limitaciones de recursos.
La OMS enfatiza que mejorar las prácticas de higiene y el uso adecuado de antimicrobianos son estrategias costo efectivas que podrían prevenir tres de cada cuatro muertes asociadas a infecciones resistentes. Además, advierte sobre la necesidad de consolidar políticas robustas que permitan a los países cumplir con los estándares internacionales en PCI, protegiendo tanto a los pacientes como al personal sanitario.
El informe global ofrece una hoja de ruta clara para los gobiernos y sistemas de salud, subrayando que la prevención no solo es viable sino necesaria para evitar que estas infecciones sigan siendo una amenaza significativa para la salud pública mundial