JD Vance, el nuevo vicepresidente de Estados Unidos, asumió su cargo este lunes con 40 años, convirtiéndose en el primer vicepresidente de la generación millennial.
Su nombramiento también lo coloca como el tercero más joven en la historia del país para este puesto, después de John C. Breckinridge, quien asumió con 36 años en 1857, y Richard Nixon, quien también tenía 40 años cuando se convirtió en vicepresidente en 1953.
Vance, un exsenador republicano de Ohio, juró su cargo minutos antes de la toma de posesión de Donald Trump como presidente. Este evento marcó el inicio de una nueva etapa para el país, con un líder joven y prometedor tomando las riendas del poder ejecutivo. Vance es ahora una figura clave en la administración de Trump y jugará un papel fundamental en las decisiones políticas que se tomen en los próximos años.
El vicepresidente electo está casado con Usha, y juntos tienen tres hijos. Su vida personal ha sido un tema de interés público, ya que Vance ha sido muy abierto acerca de las dificultades que enfrentó durante su infancia. Nacido en Ohio, Vance creció en un entorno marcado por la pobreza y la adicción a las drogas de su madre, lo que lo llevó a ser criado principalmente por sus abuelos.
En 2016, Vance publicó su libro Hillbilly Elegy, una obra autobiográfica que detalla la vida de su familia en los montes Apalaches. El libro se convirtió en un éxito de ventas y fue adaptado al cine, lo que catapultó a Vance a la fama y lo posicionó como una figura influyente en la política estadounidense.
Su popularidad y la notoriedad adquirida gracias a Hillbilly Elegy le abrieron las puertas para postularse al Senado en 2022, donde logró obtener un escaño. Su carrera política, aunque relativamente breve, ha sido meteórica, y su nombramiento como vicepresidente marca un hito en su trayectoria.
Con su ascenso al cargo de vicepresidente, JD Vance se enfrenta ahora a la gran responsabilidad de ser una pieza clave en la administración Trump. Aunque aún es joven, Vance ya ha demostrado tener una visión clara y una determinación firme, cualidades que le permitirán enfrentarse a los desafíos que le aguardan en su nuevo rol. La expectativa sobre su gestión es alta, y su desempeño podría definir el rumbo de la política estadounidense en los próximos años.