La posible eliminación de fondos estadounidenses para programas contra el SIDA podría resultar en un aumento del 400% en las muertes relacionadas con esta enfermedad, lo que se traduciría en 6,3 millones de fallecimientos entre 2025 y 2029, según estimaciones de ONUSIDA
Christine Stegling, subdirectora ejecutiva de ONUSIDA, expresó su preocupación por la confusión que persiste en las comunidades respecto a la aplicación de la exención, lo que está generando interrupciones en la prestación de servicios de tratamiento, especialmente a nivel comunitario.
La suspensión temporal de la ayuda exterior por parte del presidente Donald Trump, tras su investidura el 20 de enero, generó inquietud, aunque posteriormente el Departamento de Estado emitió una exención para el Plan de Emergencia del Presidente para el Alivio del Sida (PEPFAR), permitiendo la continuación de la "ayuda humanitaria vital", incluido el tratamiento del VIH.
Esta medida garantiza que 20 millones de personas seropositivas que dependen de la ayuda estadounidense para su tratamiento sigan recibiendo medicación. Stegling señaló que esta cifra representa una parte importante del total de 30 millones de personas que viven con el VIH en todo el mundo
La preocupación de ONUSIDA se centra en el impacto a largo plazo de la posible congelación de la financiación estadounidense en la prevención de nuevas infecciones. Los servicios de prevención, mayoritariamente comunitarios, dependen en gran medida de fondos internacionales, mientras que los gobiernos nacionales tienden a priorizar el mantenimiento de las personas en tratamiento.
Un ejemplo de esta situación es Etiopía, donde los recortes en la financiación estadounidense están afectando a los programas contra el VIH. Se han rescindido los contratos de 5000 trabajadores sanitarios públicos financiados por la ayuda estadounidense, así como de 10.000 personas encargadas de gestionar los datos de los pacientes y dar seguimiento.
Los recortes en la financiación estadounidense tendrán consecuencias negativas en la respuesta al VIH en Etiopía:
Particularmente en México, se estima que alrededor de 380,000 personas viven con el VIH, de las cuales dos de cada diez desconocen su condición
La estrategia mexicana se basa en la prevención combinada, que incluye el uso de condones internos y externos durante las relaciones sexuales, y la administración de medicamentos antirretrovirales como método preventivo. México garantiza el acceso gratuito a los medicamentos más avanzados para quienes viven con VIH, independientemente de su afiliación al sistema de seguridad social. Los tratamientos antirretrovirales disponibles logran reducir la presencia del virus a niveles indetectables e impiden su transmisión a otras personas.
A pesar de los avances médicos, el estigma y la ignorancia siguen siendo desafíos importantes. Se estima que entre el 35% y el 40% de las personas diagnosticadas con VIH en México ya se encuentran en la etapa más avanzada. Para abordar este problema, CENSIDA promueve la realización de pruebas periódicas de VIH para todas las personas con vida sexual activa.
México cuenta con una red de 80 Centros Ambulatorios para la Prevención y Atención en SIDA e Infecciones de Transmisión Sexual (CAPASITS), que ofrecen servicios gratuitos de prevención, diagnóstico y tratamiento