La Cuaresma es un período de profunda significación espiritual para los cristianos, en el que se busca la preparación interior para conmemorar la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesucristo durante la Semana Santa
Este tiempo, que inicia con el Miércoles de Ceniza y culmina el Jueves Santo, está marcado por prácticas como la oración, la penitencia, la reflexión y el ayuno. Una de las tradiciones más reconocidas de este período es la abstinencia de comer carne, especialmente los viernes, como un acto de sacrificio y humildad. Aunque esta práctica no está explícitamente mandada en la Biblia, sus raíces se encuentran en principios bíblicos y en la tradición de la Iglesia Católica, que la ha establecido como una forma de recordar el sacrificio de Jesús y fomentar la disciplina espiritual.
El origen de esta tradición se remonta a la idea de penitencia y ayuno, que tiene fundamento en las Escrituras. En el Evangelio de Mateo, se relata cómo Jesús ayunó durante cuarenta días en el desierto, resistiendo las tentaciones del diablo. Este pasaje bíblico inspira los cuarenta días de la Cuaresma, durante los cuales los fieles buscan imitar el ejemplo de Cristo a través de la abstinencia y la reflexión.
Además, en el libro de Daniel, se menciona cómo el profeta se abstuvo de comer carne y otros alimentos como una forma de humillarse ante Dios, demostrando que la abstinencia ha sido, desde tiempos antiguos, una expresión de devoción y arrepentimiento.
La Iglesia Católica adoptó esta práctica como una forma de ayudar a los fieles a vivir un proceso de conversión interior. Al abstenerse de comer carne, especialmente la carne roja, los cristianos realizan un sacrificio que les recuerda el sufrimiento de Jesús en la cruz
Otra razón histórica por la que se evita la carne roja durante la Cuaresma está relacionada con su simbolismo. En la antigüedad, la carne de res, cerdo o cordero era considerada un alimento lujoso, asociado con celebraciones y festividades. Al abstenerse de ella, los fieles practican un acto de humildad y renuncia, recordando que la Cuaresma es un tiempo de solemnidad y no de festejos. En contraste, la carne blanca, como el pescado, se consideraba más sencilla y menos vinculada a la opulencia, por lo que su consumo se permitía durante este período.
Además, el pescado tiene un significado especial en el cristianismo. En los primeros siglos de la Iglesia, el pez (en griego, "ichthys") se convirtió en un símbolo secreto de identificación entre los cristianos perseguidos. Este símbolo representaba a Jesús, el "pescador de hombres", y recordaba el milagro de la multiplicación de los panes y los peces.
Por estas razones, el pescado se asoció con la espiritualidad y se permitió su consumo durante la Cuaresma, reforzando su papel como alimento que nutre tanto el cuerpo como el alma