Por: Andrés Solis/ @aasolisa
Entre 1910 y 1913, Henry Lane Wilson fungió como embajador de Estados Unidos en México, para muchos historiadores el peor embajador, por su presunta participación en el golpe de Estado en contra del presidente Francisco Madero.
A lo largo de 200 años los embajadores estadounidenses han jugado roles importantes en su trato con el gobierno mexicano y en las últimas décadas, estos representantes son recordados por sus aciertos, sus desatinos o por sus intenciones injerencistas.
Athanasios Hristoulas, profesor e investigador de Relaciones Internacionales en el Instituto Tecnológico Autónomo de México, explica, "mucho de lo que hace un embajador tiene que ver con lo que hace el gobierno en el país que lo manda y mucho tiene que ver con la situación que enfrenta cada embajador".
Para Francisco Gil Villegas, profesor investigador del Centro de Estudios Internacionales de El Colegio de México, " los embajadores de Estados Unidos en México han sido muy poderosos y muy influyentes en algunos casos".
De 1981 a 1986, el actor estadounidense John Anthony Golenor, mejor conocido como John Gavin, fue el emisario del gobierno del también actor de Hollywood, Ronald Reagan. Gavin se hizo famoso por hacer declaraciones imprudentes ante la prensa, como haber calificado de "periodista de porquería" a Manuel Buendía, pocos días después del asesinato del reportero en 1984.
"(Gavin) era un embajador que constantemente con sus declaraciones ponía en problemas al gobierno del presidente Miguel de la Madrid", destaca Gil Villegas.
En el periodo de 1989 a 1993 llegó a la embajada estadunidense, John Dimitri Negroponte, exagente de la CIA, que lo mismo actuó en operaciones durante la guerra en Vientam, que en la protección y envío de armas a la contra revolución en Nicaragua, los famosos "contras", en los años 80.
Otro embajador controvertido fue Carlos Pascual, enviado por Barak Obama entre 2009 y 2011 y cuyo nombre apareció en el escándalo de Wikilieaks por enviar notas al departamento de Estado para acusar la ineficiencia del gobierno mexicano en la lucha contra el crimen organizado.
Tanto Negroponte como Pascual estuvieron a punto de ser declarados personas non gratas por el congreso mexicano por estas acciones de intromisión.
Y el caso más reciente, el de Ken Salazar, que de tener derecho de picaporte en Palacio Nacional, pasó a ser relegado por el gobierno anterior y el actual de la presidenta Claudia Sheinbaum.
"Durante la época del embajador Salazar hubo problemas por críticas por ejemplo por las reformas del gobierno de López Obrador y los cambios que estaba implementando internamente", señala Athanasios Hristoulas