México ha sido señalado como el país de Latinoamérica con la cifra más alta de periodistas asesinados en 2024, con un total de cinco víctimas.
Este aumento en la violencia contra los profesionales de la información se ha dado después de un periodo de "relativa calma" entre grupos criminales y políticos, previo a las elecciones de junio de 2024. Según el Comité de Protección para Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés), con sede en Nueva York, México sigue siendo uno de los diez países más peligrosos del mundo para los periodistas, una situación que persiste desde hace varios años.
El asesinato de Mauricio Cruz Solís, un periodista que fue tiroteado en Uruapan, Michoacán, es uno de los casos más recientes y preocupantes. Cruz Solís había entrevistado al alcalde de la ciudad poco antes de ser atacado por asaltantes no identificados. Este trágico suceso refleja el clima de inseguridad que enfrenta el sector periodístico, expuesto constantemente a la violencia de grupos del crimen organizado y la falta de medidas efectivas para proteger a los periodistas.
El informe del CPJ señala que, en promedio, el 80 % de los casos de asesinato de periodistas en México permanecen impunes. Esto se debe a la falta de investigaciones profundas por parte de las autoridades, quienes no indagan adecuadamente sobre los crímenes ni sobre los sospechosos. Cristina Zahar Eggers, coordinadora del programa para América Latina del CPJ, explica que esta impunidad contribuye a un ciclo de violencia, en el que los periodistas se convierten en blanco fácil de los narcotraficantes y otros actores violentos.
La violencia contra los periodistas en México no es un fenómeno aislado. La presencia de grupos criminales, como los narcotraficantes, ha convertido al país en un escenario de constantes enfrentamientos. Eggers señala que, cuando los periodistas informan sobre estos conflictos, a menudo se convierten en víctimas de los mismos grupos que luchan por el control territorial. La falta de justicia en estos casos refuerza la sensación de impunidad y aumenta el riesgo para los trabajadores de los medios.
México no es el único país de la región afectado por la violencia contra los periodistas. Haití, por ejemplo, ha registrado dos muertes en 2024, un incremento respecto al año anterior. Este país ha sido uno de los más mortíferos para el sector periodístico durante los últimos años debido a la creciente violencia de las bandas criminales. Desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en 2021, al menos 11 periodistas han sido asesinados en Haití, ocho de ellos de manera deliberada.
El informe del CPJ también señala que, aunque los asesinatos cometidos por bandas son comunes en México y Haití, la situación en Haití se caracteriza por la anarquía, ya que las bandas criminales a menudo reivindican abiertamente sus asesinatos de periodistas. En contraste, en México, los responsables de estos crímenes casi nunca enfrentan consecuencias legales, lo que agrava aún más la situación.
A nivel global, 2024 ha sido el año más letal para los periodistas desde que el CPJ comenzó a recopilar datos, con un total de 124 muertes. La mayoría de las víctimas fueron periodistas palestinos que perdieron la vida durante el conflicto en Gaza, donde 82 de ellos fueron asesinados por el ejército israelí.
Sin embargo, los asesinatos de periodistas en países como México y Haití siguen siendo una preocupación constante, reflejando la grave situación que enfrentan los medios de comunicación en muchas partes del mundo.
El panorama para los periodistas en México sigue siendo alarmante. La violencia y la impunidad continúan siendo los principales desafíos para quienes ejercen el periodismo en el país, y es urgente que se tomen medidas efectivas para garantizar su seguridad y justicia para las víctimas.