Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se ha consolidado como uno de los principales destinos de Inversión Extranjera Directa (IED) a nivel mundial en 2024, ocupando el tercer lugar, detrás de Estados Unidos y Brasil. Durante el primer semestre de este año, México recibió 31 mil millones de dólares en IED, lo que refleja un crecimiento significativo en la atracción de inversiones.
Estados Unidos lidera la lista con una impresionante cifra de 153 mil millones de dólares, seguido por Brasil con 32 mil millones. Este aumento en los flujos de inversión en ambos países se debe, en gran medida, a una mayor reinversión de utilidades. En contraste, Brasil muestra una estabilidad en sus cifras, mientras que México sigue aumentando su atractivo para los inversores extranjeros.
Un aspecto notable es la caída de la inversión en China, que ha enfrentado fuertes tensiones geopolíticas y una incertidumbre económica que han afectado la confianza de los inversores. En la primera mitad de 2024, el país asiático reportó una cifra negativa de 5 mil millones de dólares en IED, marcando un cambio drástico en su panorama de inversión.
A pesar de la disminución de IED en algunos países de la OCDE, a nivel global, los flujos de inversión repuntaron, alcanzando los 802 mil millones de dólares en el mismo periodo. Sin embargo, en los países miembros de la OCDE, la IED cayó un 14%, principalmente por desinversiones registradas en Luxemburgo y Países Bajos. Estos movimientos reflejan un cambio en el enfoque de los inversores hacia otras oportunidades fuera del ámbito de la IED tradicional.
Además, otros países como Bélgica, Noruega e Irlanda han experimentado salidas de capital debido a la toma de utilidades por parte de inversores en la bolsa de valores, así como movimientos relacionados con el pago de préstamos entre empresas. Estas situaciones subrayan la volatilidad en el mercado de inversiones.
La IED es crucial para crear vínculos duraderos entre los países, con fines económicos y empresariales a largo plazo. Este tipo de inversión no sólo aporta capital, sino que también puede generar empleo y fomentar el desarrollo económico en los países receptores. Así, el desempeño de México en este ámbito muestra su creciente importancia en el escenario económico global.