En su intento por llegar a Estados Unidos, en busca del llamado "sueño americano", varios migrantes de origen guatemalteco que caminaban por la calles del municipio de Suchiate, Chiapas, fueron perseguidos y asegurados por los elementos del Instituto Nacional de Migración.
Mientras que en Guatemala la Policía Nacional Civil logró contener a un grupo de por lo menos 225 migrantes.
Un grupo los encapsuló en la casa del migrante, a donde llegaron a pedir ayuda humanitaria y otros más en las terminales de autobuses.
A los hondureños que llegaron a la casa del migrante ya no les permitieron moverse a otro lugar, sino que tuvieron que subir a los autobuses puestos por el Gobierno de Guatemala para retornar a sus lugares de origen.
Ante esto, Mauricio Ituarte, cónsul de Honduras en Tapachula, dijo que "se tiene que definir la política migratoria, porque no es una migración como las de otros años. Aquí está en riesgo la vida de muchísima gente y lo que quieren los tres gobiernos, más el gobierno mexicano que no haya ningún contagio más, ya que en este caso Guatemala ha cerrado siete meses su frontera, México igual, Honduras igual, primero que nada decisión sanitaria".
Los integrantes de la caravana migrante aseguran que van en busca de mejores oportunidades económicas y que también huyen de la violencia en su país, muchos viajan con niños y sin cubrebocas y no toman en cuenta las medidas sanitarias para evitar contagios de Covid-19.
El Gobierno de Guatemala y el de México indicaron que todos los ciudadanos extranjeros deberán de aplicarse una prueba rápida PCR para detectar si son portadores de alguna enfermedad como covid-19 y dengue, antes de entrar a dichos territorios.
Dos mil 159 personas fueron remitidas y retornadas a su país de origen.