México, es conocido, por su comida, biodiversidad, mariachis, y tequila, sin embargo hay un aspecto que ha marcado al país a nivel mundial, y eso es el narcotráfico de drogas
El narcotráfico representa una problemática significativa en el país, ya que esta economía ilícita genera ingresos brutos anuales estimados en alrededor de 600 mil millones de pesos, superando incluso las ventas de la industria farmacéutica en México. Sin embargo, este fenómeno no se sostiene únicamente en el ámbito nacional, ya que entre 19 mil y 39 mil millones de dólares de esos ingresos provienen de Estados Unidos, lo que resalta el papel del mercado estadounidense como un factor clave en la expansión de este lucrativo mercado negro.
Froylán Enciso, historiador sinaloense y doctor en Historia por la Universidad Estatal de Nueva York, aborda la complejidad del narcotráfico en su libro De Sinaloa para el Mundo. Economía Política del Narcotráfico. Durante la presentación de su obra, Enciso destacó que, históricamente, el tráfico de drogas inició con un flujo desde Estados Unidos hacia México, pero las narrativas periodísticas internacionales suelen retratar al mexicano como el único corrupto, ignorando el papel de Estados Unidos en esta dinámica. "Como si en Estados Unidos no hubiera consumo, ni carteles criminales", afirmó, señalando además que, mientras en México se cuenta a los muertos, en Estados Unidos se cuenta el dinero. "Allá es comercio, aquí es narcotráfico", subrayó.
La observación de Enciso no está alejada de la realidad. En Estados Unidos, las organizaciones narcotraficantes operan a través de complejas redes de compradores mayoristas, quienes adquieren grandes cargamentos de drogas y los distribuyen a diversos mercados internos. Este modelo facilita el tráfico mientras minimiza los riesgos para los intermediarios. Entre las sustancias ilícitas más consumidas se encuentran la cocaína, heroína, metanfetaminas y fentanilo. Este último ha tenido un impacto alarmante: sólo en 2023, la Organización de los Estados Americanos (OEA) reportó la incautación de más de 115 millones de pastillas de esta droga en Estados Unidos, evidenciando la magnitud de este problema compartido.
La BBC aseguró que los traficantes estadounidenses generalmente tienen la tez blanca, ojos azules y visten con ropa casual o deportiva
Es ampliamente conocido que Estados Unidos es uno de los principales consumidores de drogas en el mundo, con más de 15 millones de personas adictas, según datos de UNAM Global. Entre las sustancias más problemáticas se encuentra el fentanilo, que ha transformado el mercado de drogas en América del Norte. Sin embargo, surge una pregunta: ¿qué papel juega Estados Unidos en la producción y logística de este mercado ilícito?
Durante la presentación del libro De Sinaloa para el Mundo de Froylán Enciso, una asistente -que pidió permanecer en el anonimato por razones de seguridad- afirmó conocer testimonios que vinculan al gobierno estadounidense con actividades relacionadas al narcotráfico. Según esta persona, un pariente de un exsecretario de gobierno mexicano aseguró que la CIA fabrica los narco túneles que conectan México y Estados Unidos. También mencionó que un veterano de la marina estadounidense habría revelado que aviones de combate Lockheed Martin F-35 Lightning II se utilizan para transportar droga desde Fort Worth, Texas, hacia diversos puntos de distribución en territorio estadounidense.
Una vez que las drogas cruzan la frontera, no se venden solas. Según un reporte de la BBC, ciudadanos estadounidenses -como madres de familia, pequeños comerciantes o empresarios locales- son quienes lideran su distribución. Estas personas, por su perfil discreto, pasan desapercibidas tanto para la policía como para su entorno social. Además, estas redes de distribución suelen estar integradas por pandillas locales o delincuentes menores.
A diferencia de Latinoamérica, donde existen grandes cárteles como los mexicanos y colombianos, en Estados Unidos los distribuidores locales operan de manera independiente
Según J. Jesús Esquivel en su libro Los Narcos Gringos, estos distribuidores pueden colaborar con varios cárteles a la vez, lo que evidencia un modelo descentralizado de tráfico de drogas. Esquivel, periodista acreditado ante la Casa Blanca, destaca que esta estructura fragmentada dificulta el combate directo contra las redes de narcotráfico dentro de Estados Unidos Aunque en México se concentra la producción y los grandes cárteles, la distribución y el consumo en Estados Unidos son parte fundamental del ciclo que perpetúa esta industria ilícita.
Los narcotraficantes suelen vender grandes cargamentos a compradores mayoristas locales, quienes luego distribuyen las drogas a nivel minorista, esto permite reducir su exposición al riesgo al operar a través de intermediarios
Una vez que drogas como cocaína, heroína, marihuana y metanfetaminas cruzan la frontera desde México, su distribución en Estados Unidos depende de una red bien estructurada de intermediarios y distribuidores. Si bien los cárteles mexicanos son responsables del transporte inicial, necesitan la colaboración de ciudadanos estadounidenses para completar el proceso de distribución. En este contexto, los intermediarios, conocidos como "brokers", desempeñan un papel fundamental en la logística del narcotráfico.
Los brokers actúan como conectores clave entre los cárteles y los distribuidores locales. Su labor abarca tareas esenciales como:
El trabajo de los brokers no termina ahí, pues también gestionan la distribución a nivel local:
Los brokers, suelen recibir el pago por los cargamentos al momento de la entrega o, en algunos casos, cuentan con plazos para liquidarlos tras su venta. Sin embargo, su posición en la cadena del narcotráfico los obliga a actuar con extrema precaución, ya que enfrentan riesgos significativos:
Según datos de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA), el valor de la cocaína experimenta un incremento considerable a medida que avanza en la cadena de distribución. Por ejemplo, un kilogramo de cocaína tiene un precio aproximado de 10,000 dólares en Tijuana, México. Sin embargo, al cruzar unos pocos kilómetros hacia San Diego, California, su costo se duplica, alcanzando los 20,000 dólares. En mercados finales como Chicago o Nueva York, el precio supera los 30,000 dólares por kilogramo.
Es importante destacar que esta última etapa de la cadena genera ganancias principalmente para los intermediarios y distribuidores estadounidenses, ya que los cárteles mexicanos, como proveedores iniciales, suelen recibir su pago en etapas previas al ingreso de la droga al mercado estadounidense.
Jesús Esquivel, periodista y autor especializado en el tema del narcotráfico, señala que el crecimiento y poder de los cárteles en México son, en gran medida, una consecuencia directa del fracaso de Estados Unidos para controlar la demanda y el consumo de drogas dentro de su territorio
La presencia de armamento en manos del crimen organizado mexicano es un problema alarmante que refleja la estrecha relación entre el tráfico de armas y el narcotráfico. Aunque no existe una cifra exacta sobre la cantidad de armas en circulación, datos de la Guardia Nacional revelan que entre enero de 2020 y enero de 2024 se incautaron 2,381 armas de fuego, de las cuales 1,082 eran de uso exclusivo del Ejército. Esto plantea la pregunta: ¿quién abastece estas armas al crimen organizado?
Según declaraciones del embajador estadounidense Ken Salazar, más del 70% de las armas utilizadas por los cárteles en México provienen de Estados Unidos. Este flujo está facilitado por la laxitud en la regulación del mercado de armas en ese país, donde la posesión de armamento está protegida por la Segunda Enmienda de la Constitución. La Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF) estima que más de 20,000 armas cruzan ilegalmente la frontera hacia México cada año.
Estas armas son producidas por unos 925 fabricantes en EE.UU., destacándose marcas reconocidas como Smith & Wesson, Colt, Glock y Beretta. Entre el arsenal incautado a los cárteles se encuentran fusiles de asalto como el AK-47 y rifles calibre 5.56, así como ametralladoras Browning M2 calibre .50, originalmente diseñadas para el uso de la infantería militar estadounidense. Este armamento no solo fortalece a las organizaciones criminales, sino que también representa un desafío directo a las capacidades del Estado mexicano para garantizar la seguridad pública.
En enero de 2024, Alicia Bárcena, entonces embajadora de México en Estados Unidos, expresó una grave preocupación ante las autoridades estadounidenses respecto al flujo ilegal de armas hacia México, muchas de las cuales son de uso exclusivo del Ejército de los EE. UU. Bárcena solicitó explicaciones sobre cómo es posible que los cárteles mexicanos tuvieran acceso a armamento que solo debería estar en manos del personal militar estadounidense. A pesar de la gravedad de la denuncia, las autoridades estadounidenses no ofrecieron una respuesta clara o contundente al respecto
Según un informe de la organización Stop US Arms to Mexico, las armas que llegan al crimen organizado en México provienen de fábricas en EE.UU., pasando por distribuidores locales que operan en el mercado negro. Las principales ciudades identificadas como puntos clave para este comercio ilícito de armas son Houston, Tucson, Phoenix, El Paso y San Antonio. En 2022, por ejemplo, en el condado de Maricopa, Arizona, se compraron 942 armas que luego fueron rastreadas a México, de las cuales al menos 874 personas estuvieron involucradas en su adquisición, según estadísticas de la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos (ATF).
Este mercado de armas en EE. UU. resulta altamente rentable, con un crecimiento constante en las ventas de armamento. En 2023, las ventas de armas alcanzaron un récord de 238,000 millones de dólares, lo que representa un aumento del 16% respecto al año anterior. Además, las ventas militares directas realizadas por empresas estadounidenses a gobiernos de otros países sumaron 157,500 millones de dólares en el año fiscal 2023. Las ventas organizadas a través del gobierno de EE.UU. también fueron significativas, alcanzando 80,900 millones de dólares. Estos datos reflejan cómo el comercio de armas en EE. UU. no solo alimenta el crimen organizado en México, sino también cómo el país se convierte en un actor clave en el negocio global de armamento.
Desde 2008, los impuestos generados por la industria armamentística en Estados Unidos han experimentado un aumento del 206%