A las cinco de la mañana comienza la jornada laboral de Don Carmelo, un organillero de 71 años de edad, quien lleva todos los días su caja de música de 40 kilogramos a la Alameda Central y a la explanada del Palacio de Bellas Artes.
Con sonrisas constantes y de buen humor gira el cuerpo sobre su propio eje como también gira con su brazo el organillo, un instrumento musical formado al interior por un cilindro que al dar vuelta levanta las piezas de metal para hacerlas sonar.
Para deleite de los paseantes o quienes deciden tomar un descanso en alguna de las bancas o jardineras, José Carmen Flores Pichardo ofrece las ocho melodías que contiene el organillo.
"Son ocho, parece que siempre es una, pero tenemos la Barca de Oro, Las mañanitas, Esta tristeza mía, Caminos de Michoacán o las Golondrinas. Hay que variarle para que no se fastidien", platicó.
Orgulloso de haber aparecido en fragmentos de más de tres películas, tanto nacionales como extranjeras, y de asegurar que es la gente quien pide retratarse con él gracias al oficio que desempeña, comenta que disfruta el trabajo que realiza por más de 10 años, pues antes era comerciante en Iztapalapa.
"Lo único malo es que en ninguno de mis trabajos he tenido seguro, ni allá y ahora acá. De repente me da tristeza porque hace una semana murieron dos compañeros ya grandes y pues sin nada, y no me quiero enfermar feo porque no tendría para pagar un hospital", expresó.
Reveló que requiere pagar 200 pesos diarios para la renta del equipo, pues no le alanzaría para comprar uno ya que, según él, poseen un costo arriba de los 100 mil pesos, por lo que decide trabajar diariamente para sacar lo del día y mantener un pequeño ahorro para las emergencias.
"Hemos tratado de reunirnos con los políticos, nos han prometido hasta casas, pero son puros sueños guajiros, nada más dicen en las campañas y luego ya que ganan ni los vemos", indicó.
"Lo que queremos mis compañeros y yo además de zapatos y uniformes, es poder tener prestaciones, más que nada seguro social para atendernos en caso de alguna enfermedad", agregó.
En la Ciudad de México existe un Padrón de 400 socios, pero existen otros 300 trabajadores que aún tratan de integrarse a la asociación, indicó Luis Román Dichi Lara, Secretario General de la Unión de Organilleros de México.
En entrevista, indicó que han buscado un acercamiento con los candidatos a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México, a fin de que el próximo gobernante pueda garantizar el derecho a la salud, vivienda, créditos y becas para los hijos de los trabajadores.
"Estamos demandando que reconozcan la Constitución, demandando que se reconozcan nuestros derechos tanto laborales como sociales plasmados en la Constitución y también plasmados en la nueva Constitución de la Ciudad de México".
Reiteró que el tema que más preocupa al gremio es la salud. "Teníamos un hospital para no asalariados que de repente dejó de serlo y formó parte de la red de Salud de la Ciudad de México", lamentó.
Asimismo, detalló que entre los puntos que destacarán con los diversos candidatos a lo largo de los próximos días será el que se respeten los espacios de trabajo de los organilleros.
"El Gobierno de la Ciudad nos da licencia para poder trabajar en vía pública; ya somos nosotros que a través de un reglamento interno repartimos los lugares, pero lo que queremos es que se respeten los permisos que ya tenemos y no nos quieran quitar o que retarden los trámites para obtener las licencias".
La Unión de Organilleros de México forma parte de las 11 agrupaciones de trabajadores informales que conformaron de manera reciente la plataforma "Propuestas y demandas de las trabajadoras y trabajadores en el empleo informal para el nuevo gobierno de la Ciudad de México".
Entre las demandas conjuntas se encuentran: Legislación de trabajadores en economía formal; simplificación de trámites para obtener licencias y permisos de trabajo; respeto a lugares de trabajo; acceso a programas sociales y política social; acceso a créditos; y mecanismos de resolución de problemas vecinales.