Petróleos Mexicanos (Pemex), la empresa estatal de México, reportó este jueves una pérdida neta de 620 mil 605 millones de pesos, lo que equivale a unos 30 mil 327 millones de dólares, al cierre de 2024.
Este resultado negativo contrasta con el avance que la compañía había registrado al cierre de 2023, cuando obtuvo beneficios netos por más de 8 mil 151 millones de pesos.
La caída de Pemex se produce en un contexto de cambios importantes en la administración de la empresa, que ahora está bajo el liderazgo de Víctor Rodríguez, quien asumió el cargo tras la llegada de Claudia Sheinbaum a la presidencia de México. En particular, el cuarto trimestre de 2024 fue especialmente complicado para la petrolera, ya que acumuló pérdidas adicionales de más de 190 mil millones de pesos.
Este resultado negativo pone de manifiesto los desafíos económicos que enfrenta Pemex, que sigue siendo una de las principales empresas del país, pero cuya situación financiera ha sido una preocupación constante debido a la alta deuda que arrastra y a la fluctuación en los precios internacionales del petróleo. A pesar de los esfuerzos por mejorar la eficiencia operativa, la compañía sigue enfrentando dificultades para lograr la estabilidad financiera.
El impacto de la caída de Pemex no solo afecta a la empresa en sí, sino que también tiene repercusiones en la economía de México, dado que la petrolera representa una fuente clave de ingresos para el gobierno federal. Los resultados también ponen de manifiesto la dificultad de Pemex para recuperarse tras años de caídas en la producción y otros problemas estructurales que han afectado su rentabilidad.
A pesar de la pérdida reportada, Pemex sigue siendo una de las principales fuentes de energía y empleo en el país. No obstante, la caída de sus resultados financieros podría afectar su capacidad para realizar inversiones clave en exploración y producción de hidrocarburos, así como en el mantenimiento de sus refinerías y otras infraestructuras.
El gobierno mexicano, por su parte, ha subrayado la importancia de Pemex en su estrategia energética y económica. Aunque la empresa ha enfrentado dificultades, se espera que, a largo plazo, Pemex pueda superar esta etapa difícil a medida que se implementen reformas y estrategias de reestructuración financiera.
La situación de Pemex es una de las principales preocupaciones para la administración de Sheinbaum, que deberá encontrar maneras de garantizar la viabilidad financiera de la empresa mientras aborda los retos del sector energético mexicano. Sin embargo, el futuro de la petrolera sigue siendo incierto, y los próximos meses serán cruciales para determinar si la compañía puede revertir esta tendencia negativa.