Este martes 4 de febrero, el Gobierno de Estados Unidos, liderado por el presidente Donald Trump, envió el primer vuelo con migrantes arrestados en territorio estadounidense hacia un centro de detención ubicado en la Base Militar de Guantánamo, en Cuba.
La medida fue confirmada por Karoline Leavitt, portavoz de la Casa Blanca, quien declaró: "Ya no permitiremos que EE.UU. sea un vertedero de criminales ilegales de naciones de todo el mundo".
Esta acción forma parte de una campaña más amplia del gobierno de Trump contra los más de 11 millones de migrantes indocumentados en el país, a quienes ha calificado como "criminales". El presidente ha prometido llevar a cabo el mayor proceso de deportación en la historia de Estados Unidos. Sin embargo, en las primeras semanas de su nuevo mandato, se han detenido a poco más de 3,000 personas, una cifra inferior a las redadas "masivas" que había prometido.
Para cumplir con estos objetivos, Trump ordenó la expansión de la capacidad de detención en Guantánamo, que ahora podrá albergar hasta 30,000 personas. El Pentágono también desplegó más de 150 militares, incluidos Infantes de Marina y personal del Comando Sur de EE.UU., encargado de operaciones en América Latina.
MAKE AMERICA SAFE AGAIN ??
"President Trump is no longer going to allow America to be a dumping ground for illegal criminals from nations all over this world." ?@PressSec pic.twitter.com/vzKFK7yTcf
El presidente firmó la semana pasada un memorando para formalizar la ampliación del centro de detención en la base naval. "Esta medida busca detener a los peores inmigrantes ilegales criminales que representan una amenaza para el pueblo estadounidense", afirmó Trump durante la firma.
Sin embargo, expertos legales han señalado que vivir en Estados Unidos sin autorización no es un delito criminal, sino una falta civil. Por lo tanto, la narrativa del gobierno que asocia directamente a los migrantes indocumentados con actividades delictivas carece de sustento legal.
Además, estudios de la Universidad de Stanford demuestran que los migrantes tienen menos probabilidades de cometer crímenes o ser condenados por delitos en comparación con los ciudadanos nacidos en Estados Unidos. Esto contradice los argumentos de la actual administración, que ha basado parte de su política migratoria en la percepción de que los indocumentados representan una amenaza para la seguridad del país.
Mientras tanto, organizaciones de derechos humanos y expertos en migración han expresado su preocupación por el uso de Guantánamo como centro de detención para migrantes, un lugar históricamente asociado con la detención de sospechosos de terrorismo sin juicio previo.
Para muchos, esta medida representa un retroceso en el respeto a los derechos humanos y una criminalización injustificada de las personas que buscan una vida mejor en Estados Unidos.
Con información de EFE.