El pasado domingo, Donald Trump, expresidente de Estados Unidos y actual candidato republicano a la presidencia, sufrió su segundo intento de asesinato este verano mientras jugaba al golf en el Trump International Golf Club en West Palm Beach, Florida.
El atacante, identificado como Ryan Wesley Routh, de 58 años, fue detenido antes de disparar, tras acercarse armado con un rifle AK-47 con mira telescópica.
Routh, originario de Carolina del Norte y residente en Hawái, tiene un largo historial criminal. En 2002 fue condenado por posesión de un arma de destrucción masiva, una ametralladora completamente automática, según informes judiciales. Además, cuenta con antecedentes por portar armas ocultas, posesión de propiedad robada y un caso de atropello y fuga. Medios locales han señalado que en Carolina del Norte se le han imputado más de 100 cargos criminales a lo largo de su vida.
El FBI ha iniciado una investigación formal, calificando el incidente como un "intento de asesinato". Afortunadamente, el Servicio Secreto detuvo a Routh antes de que pudiera abrir fuego, evitando una tragedia.
El hijo del sospechoso, en declaraciones a CNN, expresó su incredulidad sobre lo ocurrido, afirmando que su padre no es una persona violenta y que espera que los hechos hayan sido exagerados. A pesar de su historial criminal, su familia no esperaba que estuviera involucrado en un acto tan grave.
Routh, según reportes, también estuvo involucrado en la guerra de Ucrania contra Rusia y viajó al país en 2022, lo que podría haber influido en su reciente comportamiento. Las investigaciones continúan para determinar los motivos detrás de este intento de asesinato, y las autoridades han reforzado la seguridad alrededor de Trump.