El anarquismo en México inició como una corriente libertaria, dos siglos después es visto como un movimiento de choque formado por jóvenes que buscan la provocación, a través de la agresión callejera. Pero ¿Quiénes son? ¿Quién les paga? ¿Qué buscan?
En México, el movimiento anarquista se ha ido desvirtuando. Su llegada al país en el siglo 19 se asocia con los hermanos Flores Magón y el partido Liberal Mexicano, son ellos los primeros impulsores del movimiento libertario. Hoy el anarquismo o una radical del mismo está integrado por un grupo de jóvenes involucrados en la confrontación violenta y en tono violento. Es una corriente que emprende acciones callejeras en forma de manifestación y de protesta social, es decir que en México el anarquismo ha borrado el pensamiento libertario que le dio origen y en su lugar a colocado la agresión social como amenaza al bien común.
El anarquista o anarco oculta su identidad, viste de negro pero no aparece públicamente como grupo, sus integrantes se infiltran en manifestaciones sin importar la causa, hacen suya la ocasión ajena y actúan para provocar a la autoridad, aunque se cubren el rostro dejan visible el sello que identifica su movimiento, la A encerrada en un circulo entre las pintas que realizan sobre fachadas y monumentos.
En lo que va del actual gobierno los provocadores han hecho tres apariciones violentas, la primera en la marcha feminista del 16 de agosto pasado, donde hubo 34 lesionados, la segunda el 26 de septiembre que se conmemoró la desaparición de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y la tercera el 02 de octubre por la matanza estudiantil del 68. Es todos los casos protagonizaron desordenes con absoluta impunidad, ya que la orden que dio el presidente Andrés Manuel López Obrador a los policías es no reprimir a nadie.
El Centro Nacional de Inteligencia tiene identificados a 17 grupos anarquistas en el país y están distribuidos en el centro y sur del país.
Pero ¿quién los patrocina? ¿quién los moviliza y cuál es su objetivo? son preguntas que aún no tienen respuesta, por lo pronto para López Obrador no se trata de anarcos.
Estos grupos radicales del anarquismo son un peligro para la comunidad, andan sueltos, delinquiendo, pero tranquilos porque la amenaza de acusarlos con sus padres y abuelos no ha prosperado. "Tal parece que un jalón de orejas o unos zapes no les asustan"...