El 24 de enero se conmemora el Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes, una fecha instituida por la UNESCO durante su 40ª Conferencia General en 2019
Esta jornada tiene como objetivo celebrar la diversidad y la riqueza de las culturas africanas, así como de las comunidades afrodescendientes en todo el mundo, promoviendo el respeto por la diversidad cultural y la creatividad humana. A través de este día, se busca visibilizar las contribuciones de los afrodescendientes a la cultura global y destacar los desafíos sociales que enfrentan.
En el contexto de México, la población afromexicana ha sido históricamente invisible. Aunque su presencia es significativa, las personas que se identifican como afromexicanas no siempre han sido reconocidas en los censos y en los relatos históricos del país. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en 2020 había 2,576,213 personas que se reconocen como afromexicanas, lo que representa el 2% de la población total del país.
Esta población se encuentra principalmente en seis estados: Guerrero, Estado de México, Veracruz, Oaxaca, Ciudad de México y Jalisco, con una concentración notable en las zonas costeras del sureste mexicano
La historia de los afromexicanos se remonta a la época colonial, cuando los africanos fueron traídos a México como parte del tráfico transatlántico de esclavos. Estos individuos fueron forzados a trabajar en diversas actividades económicas, como la agricultura, la minería, el comercio, las obras públicas, las milicias y las labores domésticas. A lo largo del tiempo, los africanos y sus descendientes se mestizaron con las poblaciones locales, dando lugar a lo que hoy conocemos como afromexicanos. Sin embargo, su presencia y contribuciones fueron ignoradas durante siglos, y la historia oficial de México rara vez ha reflejado el impacto de esta comunidad.
Documentos históricos mencionan que Hernán Cortés llevó consigo a varios africanos y afrodescendientes, quienes fueron parte del contingente que ayudó en la conquista
Durante la Guerra de Independencia, los afromexicanos jugaron un papel crucial en la lucha por la libertad. Se estima que cerca de un millón de personas de origen africano, incluidos mulatos y pardos, participaron en el movimiento independentista. Uno de los líderes más destacados de esta lucha fue Vicente Guerrero, un líder afrodescendiente que no solo luchó por la independencia, sino también por la abolición de la esclavitud. Esta lucha no solo benefició a los afrodescendientes, sino también a los pueblos indígenas de diversas regiones de México, que compartían una experiencia de opresión similar bajo el sistema colonial.
A pesar de estas contribuciones históricas, la situación de los afromexicanos en la actualidad sigue siendo difícil
Según el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), las personas afromexicanas continúan enfrentando barreras significativas para ejercer plenamente sus derechos, especialmente en términos de acceso a servicios básicos como la educación y la salud. La falta de inclusión en la toma de decisiones políticas y la discriminación racial persisten, lo que lleva a una precarización económica de esta población. Las personas afromexicanas siguen siendo víctimas de racismo, lo que limita sus oportunidades en el ámbito laboral y social, y perpetúa la desigualdad.
Además, el afromexicano sigue siendo una identidad a menudo marginada dentro de las narrativas nacionales, lo que agrava la invisibilidad de esta comunidad y su cultura. Sin embargo, en los últimos años ha habido un creciente movimiento por parte de activistas y organizaciones que luchan por el reconocimiento de los derechos de los afromexicanos, la preservación de su cultura y la inclusión plena en la sociedad. La conmemoración del Día Mundial de la Cultura Africana y de los Afrodescendientes se convierte, por lo tanto, en una oportunidad importante para reflexionar sobre los avances, los retos y las injusticias que aún enfrenta esta comunidad.