Al francés Emmanuel Macron le disgusta ser llamado el "Presidente de los ricos", pero no ha podido deshacerse de la etiqueta.
Además de sus cuentas por maquillaje, recientemente la prensa local reveló que el Mandatario encargó mil 200 platos de una fábrica de porcelana en Sèvres, que está fuertemente subsidiada por el estado y ha suministrado a los gobernantes de Francia desde el siglo XVIII.
El diseño se basa en dibujos del Palacio del Elíseo, la sede de la presidencia francesa, y cada invitado tendrá a un plato individualizado.
El Ministerio de Cultura pagará a los artistas 58 mil dólares, pero eso no cubre el costo total de la vajilla que, según el semanario satírico Le Canard Enchainé, podría llegar a los 600 mil dólares.
La noticia ha causado polémica en un momento en que se vio a Macron quejándose en un video de que el gasto público francés cuesta un camión lleno de dinero.
Cada plato requerirá al menos cinco horas de trabajo por artesanos pagados por el estado, dijo en una entrevista Romane Sarfati, directora general de la fábrica.
El Palacio del Elíseo ha insistido en que es una falsa controversia, pues no hay nada fuera de lo común sobre el gasto, y que no inflaría los presupuestos estatales, un punto sensible para Macron, con la Unión Europea mirando por encima de su hombro todo el tiempo.
Uno puede entender por qué los franceses podrían estar un poco asombrados, en un momento de restricciones presupuestarias, de que el Presidente haga una orden de este tipo desde Sèvres", dijo Sarfati.
"Pero tienes que entender lo que está en juego. Él representa a Francia y los franceses. En las cenas de estado debe estar en posición de representar a Francia y la tradición francesa".
Es poco probable que los costos políticos de la gran controversia sobre los platos sean altos.
La mayoría de los votantes de la izquierda ya desconfía de Macron por sus reformas orientadas al mercado, que tienen como objetivo reducir en la tasa de desempleo casi permanente del 10 por ciento de Francia.
Pero el Presidente prácticamente ha ganado su batalla de meses con los sindicatos ferroviarios del país; el Parlamento aprobó su iniciativa de los grandes trenes esta semana, y su mayoría en la Asamblea Nacional sigue siendo sólida.
Más grave para el Mandatario son las crecientes dudas de los economistas de peso que se unieron temprano a su movimiento en 2017, y ahora están poniendo distancia.
Tres de ellos enviaron un memorando "secreto" de reproche al Elíseo, publicado el pasado fin de semana en Le Monde.
Los economistas estaban preocupados, dijeron, por "la imagen de un poder ejecutivo que es indiferente a los problemas sociales".
También dijeron que las "ambiciones liberadoras" de la plataforma de su campaña, que enfatizaban la igualdad de oportunidades al estilo estadounidense, no el resultado, "ahora no son apoyadas por un número creciente de nuestros conciudadanos, incluidos algunos de los partidarios más fervientes de 2017"