Una parte del personal diplomático ruso en Damasco fue repatriada el domingo desde Siria a Rusia, anunció el ministerio de Relaciones Exteriores, una semana después de la caída de su aliado Bashar al Asad.
Su caída del poder supuso un duro revés para Moscú, que era, junto con Irán, el principal aliado del expresidente sirio y que había intervenido militarmente en Siria desde 2015.
Por ahora se desconoce el destino de las dos bases militares rusas en Siria -la base naval de Tartus y el aeródromo militar de Hmeimim. Estas instalaciones son claves para que Rusia mantenga su influencia en Medio Oriente, en la cuenca mediterránea y en África.
Los funcionarios de la Embajada rusa abordaron con el grupo islamista, que ahora tiene control en Siria, la garantía de la seguridad de la legación y de los ciudadanos rusos que aún permanecen en el país árabe.