El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, arremetió este miércoles contra la obispa Mariann Edgar Budde, quien ofició la ceremonia de oración celebrada al día siguiente de su investidura presidencial en la Catedral Nacional de Washington.
Durante el evento, la obispa pidió desde el púlpito misericordia para niños, inmigrantes y la comunidad LGBT+, lo que generó el descontento del mandatario.
A través de un mensaje en su red Truth Social, Trump calificó a Budde como una "radical de izquierda que odiaba a Trump" y exigió que se disculpe públicamente con los asistentes al evento. "Tenía un tono desagradable y no era convincente ni inteligente", escribió el presidente, criticando duramente las palabras de la líder episcopaliana.
La obispa Budde, conocida por su activismo social, instó a Trump y al vicepresidente JD Vance a tener compasión por los inmigrantes y las minorías. "Puede que no sean ciudadanos o puede que no tengan la documentación apropiada, pero la gran mayoría de los inmigrantes no son criminales", señaló durante su discurso, destacando la labor de estas personas en sectores como la agricultura, la limpieza, la gastronomía y la salud.
El momento más polémico de la ceremonia ocurrió cuando Budde pidió misericordia para la comunidad LGBT+, mencionando específicamente a "los gays, lesbianas y niños transgénero". Las cámaras presentes captaron el desagrado evidente en el rostro de Trump mientras escuchaba estas palabras.
La ceremonia de oración, una tradición presidencial desde 1993, busca unir a la nación tras la toma de posesión del nuevo presidente. Sin embargo, en esta ocasión, el evento dejó en evidencia las divisiones ideológicas entre Trump y sectores religiosos progresistas como el liderado por Budde.
El presidente, que regresó a la Casa Blanca el pasado lunes tras finalizar su primer mandato en 2021, ha retomado con fuerza su agenda política. Ese mismo día firmó varios decretos, entre ellos uno que ordena deportaciones masivas de inmigrantes indocumentados, una medida que ha generado fuertes críticas tanto dentro como fuera del país.
La respuesta de Trump hacia la obispa Budde subraya la tensa relación entre su administración y ciertos líderes religiosos que promueven una agenda inclusiva. Mientras tanto, el mensaje de Budde sigue resonando como un llamado a la empatía en un país marcado por profundas divisiones sociales.