El secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, confirmó este martes un acuerdo con fabricantes de automóviles en el país para mitigar el impacto de los aranceles impuestos por el presidente Donald Trump a las importaciones de vehículos.
La noticia fue revelada en una entrevista con la cadena CNN, donde el funcionario describió el pacto como "una gran victoria para la política comercial del presidente".
Aunque no se detallaron las condiciones específicas del acuerdo, Lutnick aseguró que el objetivo es beneficiar a las empresas que producen dentro de Estados Unidos y apoyar a aquellas que han mostrado disposición a invertir y aumentar su producción nacional. Se espera que el anuncio oficial se realice hoy mismo durante un evento en Detroit, Míchigan, donde Trump celebrará los 100 días de su segundo mandato.
El lunes, el Wall Street Journal adelantó que el mandatario presentará una nueva estructura de aranceles para los vehículos importados. Esta medida evitaría el aumento de los gravámenes del 25% que entraron en vigor a principios de abril, buscando así aliviar la carga financiera que enfrentan las automotrices por esos impuestos.
Además de los aranceles a los automóviles, las empresas del sector han sido afectadas por un impuesto del 25% sobre el acero y el aluminio, dos materiales esenciales para la fabricación de autos. Los analistas advierten que esta situación podría aumentar en miles de dólares el costo de cada vehículo producido o importado, así como reducir la disponibilidad de modelos en el mercado.
Entre los países más impactados por los aranceles se encuentran Alemania y Japón, además de México y Canadá. No obstante, estos dos últimos han obtenido una exención temporal para las partes automotrices fabricadas en sus territorios, lo que ha suavizado parcialmente las repercusiones para sus industrias.
Durante 2024, Estados Unidos importó productos del sector automotriz por un valor de 475,000 millones de dólares, de los cuales casi la mitad correspondió a vehículos terminados. Esta cifra refleja la dependencia del país en las cadenas globales de suministro para abastecer a su mercado interno.
Se espera que el nuevo pacto contribuya a estabilizar al sector automotriz estadounidense, que ha enfrentado presión por los altos costos de producción, la competencia extranjera y las políticas proteccionistas impulsadas por la actual administración.