Mañana, Estados Unidos elegirá a su próximo presidente entre Donald Trump y Kamala Harris.
En la víspera de este evento crucial, ambos candidatos tienen planes estratégicos para captar el apoyo de los votantes. Harris, la actual vicepresidenta y nominada demócrata, pasará su día en Pensilvania, un estado clave con 19 votos en el Colegio Electoral. Su agenda incluye visitas a áreas de clase trabajadora, como Allentown, y culminará con un mitin nocturno en Filadelfia, donde contará con la participación de celebridades como Lady Gaga y Oprah Winfrey.
Por su parte, Trump comenzará su jornada en Raleigh, Carolina del Norte, y realizará paradas en Pensilvania, específicamente en Reading y Pittsburgh, antes de cerrar su campaña en Grand Rapids, Michigan. En un evento inicial en Raleigh, se observaron muchos asientos vacíos en el recinto, lo que ha generado preocupación entre sus seguidores. Una asistente expresó su nerviosismo sobre la posibilidad de que Harris gane, manifestando que se sentiría tan abrumada que podría considerar "intentar ir a otro planeta".
Hasta el momento, cerca de 77 millones de estadounidenses han votado anticipadamente, lo que indica una alta participación electoral. Los resultados de mañana marcarán un hito en la historia política del país. Si Trump triunfa, se convertiría en el primer presidente en haber sido acusado y condenado por un delito grave, tras el juicio en Nueva York relacionado con pagos para silenciar noticias perjudiciales. También sería el segundo presidente en obtener mandatos no consecutivos, tras Grover Cleveland.
Harris, quien busca convertirse en la primera mujer, la primera mujer negra y la primera persona de ascendencia surasiática en ocupar la Oficina Oval, ha aprovechado su posición para enfatizar su apoyo al derecho al aborto y su oposición a las acciones de Trump, especialmente su implicación en el ataque al Capitolio del 6 de enero. Su campaña se ha construido sobre la idea de ser un cambio generacional, presentándose como una opción positiva en contraste con las políticas de Trump.
Ambos candidatos han enfrentado momentos difíciles en la campaña. Trump ha sobrevivido a intentos de asesinato, lo que ha llevado a un aumento en las medidas de seguridad durante sus eventos. Por otro lado, Harris se ha distanciado de la narrativa negativa y se ha centrado en construir puentes y buscar consensos, recordando a los votantes que su campaña se basa en principios positivos.
En los últimos días, Harris ha optado por no mencionar a Trump con frecuencia, prefiriendo hablar sobre su visión para el futuro del país. Su enfoque optimista recuerda los inicios de su campaña, donde promovía la "política de la alegría" y el mensaje de "Libertad". "Desde el principio, nuestra campaña no ha sido sobre estar en contra de algo, sino sobre estar a favor de algo", declaró recientemente en la Universidad Estatal de Michigan.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, la atención de los estadounidenses está puesta en cómo se desarrollará esta contienda histórica. Tanto Harris como Trump buscan movilizar a sus bases y atraer a indecisos en un momento que definirá el rumbo del país para los próximos años.