Por: Andrés Solis
"Nuestra situación, por la que pasamos, está muy pesada en cuestión de delincuencia, el famoso cobro de piso, prácticamente yo estoy huyendo de eso, porque estamos siendo perseguidos, desafortunadamente pasamos por algo terrorífico".
"Yo me salí porque tengo miedo, la verdad, andaban muchos hombres armados y se llevaron gente de Palmas Altas, de todos los ranchos, unos resultaron muertos, los encontraron en los forenses, otros están desaparecidos todavía", son testimonios de víctimas de la delincuencia.
Los cuales podrían repetirse en muchas localidades de México, comunidades enteras que deben huir de la violencia, de la extorsión y el acoso permanente de grupos criminales que se disputan el territorio.
Documentos de inteligencia militar de México coinciden con reportes de la agencia antidrogas de Estados Unidos que en tres de cada cuatro municipios del país hay presencia de al menos un grupo criminal.
Esta presencia va más allá de generar miedo entre la población.
Un informe realizado por el Colectivo Frontera Sur, la mesa de Coordinación Transfronteriza Migraciones y Género Guatemala-México y la Red todos los Derechos para todos y todas, documentó que además de la disputa territorial, las organizaciones criminales se apoderan de las actividades económicas, controlan las instituciones sociales, imponen personas funcionarias públicas y en general, toman el control de la vida cotidiana de miles de personas.
Esto ha derivado en una crisis de violaciones permanentes a derechos humanos, obligando a las familias a abandonar sus lugares de origen.
El caso más dramático ha sido el desplazamiento forzado de ocho mil personas en municipios fronterizos de Chiapas; al menos 800 se refugiaron en Guatemala.
Sandra Suaste, vocera la Red TDT, señala, "si bien hace 20 años, hace diez años se hablaba de una crisis en materia de derechos humanos, pues por las múltiples violaciones que encontramos, ahora hablamos de otras magnitudes, que nos han llevado a hablar de una crisis humanitaria en todo el país".
"No sé, ante esa situación, sentimos pena y como siguieron insistiendo, llegando en la comunidad, y luego el Ejército también llegó, entonces optamos por salirnos", expone una persona desplazada de su comunidad por la violencia.
Y hasta ahora no hay un registro de cuántas personas han sufrido desplazamiento forzado por la irrupción de criminales.