Gonzalo Reyes es la tercera generación que se encargan de la dulcería Reyes, un negocio familiar que lleva poco más de 100 años en Colima, pues fue en 1914 que su tío abuelo comenzó el negocio, para después traer a su hermano, Teodoro Reyes, abuelo de Gonzalo. Toda una historia de Colima en este negocio, que las personas siguen reconociendo hoy en día.
"Para empezar orgullo y mucha responsabilidad, porque para mí es satisfactorio que todavía venga gente ya mayor, y me diga; siguen siendo los mejores dulces de Colima."
Ha través de los años han tenido y visto muchos cambios en cuanto a la forma en que comercializan y producen sus dulces y habló sobre cómo hacían sus antepasados para producir los dulces.
"Lógicamente eran casos de cobre, eran fogones. La leña era la sopa de coco, y el coco se papea con hacha, se sacaba la comida, se le quitaba la cascarilla, se picaba y luego se llevaba a un molino de nixtamal, porque aquí no había molino. En donde se molía el coco. Hoy en la actualidad, tenemos todavía muchos rasgos de sus inicios, como lo que es manual del empaque todavía sigue siendo manual."
Antes para hacer 50 kilos de alfajor era necesario 8 personas y cuatro horas de trabajo, hoy lo puede hacer el mismo en 50 minutos, ya trabajando con calderas y ollas de vapor que llegan a temperaturas de 160 grados, por lo que las velocidades de trabajo se aceleraron, gracias a su tío Felipe, hijo de su abuelo Teodoro, pero quién se encargó del negocio fue Rogelio reyes, quien fuera piloto militar y cambió todo el proceso de trabajo, que hasta ahora Gonzalo mantiene.
"Mucha gente, mucha gente pues lo ha llevado a todo el mundo es la verdad. Yo tengo amigos que viven en Europa, tengo amigos que están en china, ahorita ya se están queriendo salir, y cada vez que vienen y se llevan sus dulces. Pero en cuanto a expansión o en cuanto a distribución pues es meramente local, y si tenemos clientes foráneos, tengo clientes ciudad de México, en Veracruz, tengo gente en Tijuana."
Todavía habrá Dulcería Reyes para el futuro, un negocio que se ha mantenido entre hermanos, pasará en algún momento de la tercera generación en la que se ubica Gonzalo, para dar pasado a su hijo, o a los hijos de su hermano. Para que permanezca la dulcería que no conoce lo que es el tiempo.