A 20 años del sismo del 2003 que golpeó a la entidad colimense con una magnitud de 7.6, Don Ernesto Álvarez Moya recuerda aquella noche con temor.
"Se cayeron aquí varias casas, desesperado por ver tantas casas caídas, y uno que otro muerto aquí hubo, allá arriba también como dos o tres muertos".
El barrio de San Isidro fue uno de los más afectados por este terremoto tanto por el derrumbe de casas habitación como por las personas que murieron al caerles bardas o edificaciones completas, las familias temían regresar a dormir en sus viviendas por lo que esa noche sacaron sus tendidos, colchones y sillones para dormir en en las calles.
"Pues temor porque allá todos mis hijos, allá todos estaban durmiendo, allí dormíamos toda la tendadal ahí, todo el montón ahí (...) bueno pues todos alarmados es una cosa triste pues ver que había muchas cosas, en ese rato es triste".
Don Ernesto relata que fue uno de los movimientos telúricos que más afecto emocionalmente a la población.
"Yo sí lo sentí muy fuerte, más yo siento que siente y punto yo pienso que era más, más que a veces no dicen la magnitud por cuestión de no alarmar, estuvo muy fuerte".