Sabino García Ramírez tiene 80 años de edad, vive con su esposa Eugenia Apolinar quien tiene siete años más que él, su sonrisa y amabilidad no fueron suficientes para ocultar la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran.
"Ahorita no he pagado el predial ni tampoco agua/la pasamos como Dios nos da a entender, hay gente que nos trae una comidita o algo, pero no pagamos nada porque no hay dinero".
Ambos, habitan en una humilde casa en la colonia Buena Vista del municipio de Villa de Álvarez, que a decir de García, les fue prestada por el gobierno estatal, pues aunque recibe pensión alimenticia, esta no les alcanza para garantizar el alimento de todos los días, mucho menos sería suficiente para pagar una renta.
"Es muy poquito, no puede vivir esperanzado a eso, pero lo hace uno que ajuste/es trabajoso para nosotros no se puede/ nomás esperar morir".
Don Sabido, lamenta estar imposibilitado para trabajar, pues hace poco lo operaron de la cadera y ahora camina a paso lento con ayuda de una andadera, sin contar que tiene cataratas y ya casi no ve. Su mayor preocupación, es que ahora no puede ofrecer una mejor vida a su viejecita y mucho menos acudir a consulta médica cuando es necesario, pues Eugenia tiene parálisis y no escucha bien.
"70 y más nos dan pero nada de pastillas nada, estamos en donde no podemos pasarla bien, nos decían que cuidamos pero qué cuidamos/si queremos comprar algo así no se puede estamos de tiro muy ".
Esta, es la realidad de muchos adultos mayores en el estado, quienes dependen de una pensión alimenticia que muchas veces se retrasa y mientras tanto, se quedan sin comer o sin recibir atención médica oportuna.