Alma Guadalupe Guerrero Rolón, lleva más de quince años dedicándose a la venta de agua de coco y sus derivados, para ella y su familia representa una gran satisfacción el atender día con día a sus clientes, pues señala que ver el rostro de felicidad por el buen sabor de sus aguas es lo que la motiva cada día a seguir con el negocio.
"Vienen de Guadalajara, por allá vienen, o vienen y llevan para Guadalajara o no se para dónde, vienen de fuera, ahora llevaron 14 litros para Guadalajara? porque el agua de allá está muy mala y la de aquí está buena, porque allá venden puro coco seco.
Gracias a su mamá, quien fue la que comenzó con la idea de vender este producto colimense, es que les ha ido bien económicamente, pues les ha permitido mantener un horario cómodo, de los 400 cocos que cortan diariamente, logran venderse en no más de tres horas, asegura que el hecho de que se trasladen diariamente de Coquimatlán a Colima no es impedimento para continuar con esta labor.
"Todos los días los vendemos, nomás cuando llueve que no pueda, las palmas se resbala el cortador no podemos venir o algo que sucede no podemos venir."
Aunque por el momento solamente cuentan con un puesto dedicado a la venta de coco, no descarta la posibilidad de expandirse en un futuro y seguir refrescando a todos los colimenses con este producto tan típico y representativo de la entidad.