Así es como doña Alma Judith Carrasco, una de las comerciantes del parque de La Piedra Lisa recuerda era este espacio hace 40 años, cuando ella a sus cinco años todos los días acompañaba a su familia a vender las clásicas tostaditas de cuerito y raspados, pero tenían que traer y llevar todo de su casa.
"En un principio mi tía que era la principal Josefina Carrasco, ella tenía unos tablones y ahí acomodamos las cosas, vendíamos tostaditas sencillas y de cuerito era lo que más vendíamos también pepinos con chile".
Con el paso de los años el parque cambió desaparecieron las huertas que lo rodeaban y los árboles frutales fueron sustituidos, en donde había tierra se colocó cemento y los tablones y puestos de lámina donde preparaban los alimentos se convirtieron en locales que los protegen del sol y la lluvia, pero la señora Alma añora como era el lugar.
"Pero antes era más bonito hoy si tenemos más comodidad, porque nos pusieron un techito, antes se pudiera decir que no teníamos la misma protección y limpieza era puestos de lámina".
Lo más importante para Alma Judith es que a pesar del paso del tiempo los colimenses siguen visitando La Piedra Lisa para convivir lo que ha llevado a los comerciantes ha ampliar el menú de alimentos que ofrecen, preparar otro tipo de antojitos mexicanos sin dejar de preparar el tradicional raspado de guayaba con leche que los ha identifica por años.