La violencia sexual infantil constituye una grave violación de derechos. Esto es una realidad latente en todos los países y grupo sociales con graves secuelas psicológicas, físicas y sociales tanto para la víctima como para sus familiares. En ese sentido la Organización Mundial de Salud indica que una de cada cinco niñas y uno de cada diez niños son víctimas de esta violencia sexual.
Y México ocupa el primer lugar mundial en la incidencia de este delito de acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, que según sus estadísticas reportadas en 2016, aproximadamente 4.5 millones de niñas, niños y adolescentes fueron víctimas de abuso sexual, equivalente al 10 por ciento de la población de menos de 19 años de edad, y en el 90 por ciento de los casos los agresores forman parte de la familia o de un vínculo cercano al menor.
Por su parte el Informe de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas reporta que a nivel nacional, durante el mismo periodo, se registraron 67 mil 548 casos de delitos sexuales contra mujeres, de la cuales 28 mil 672 estaban entre los 0 y 15 años de edad. En el caso de los varones se reportaron 12 mil 576 , y de ellos, 7 mil 300 estaban en el mismo rubro de edad. Se estima que de todos estos casos sólo el 10 por ciento se denuncia y tan sólo el 1.5 por ciento llega a juicio.
Ante esta situación, son poco los estudios que tienen información actualizada o reciente que permita valorar la gravedad de la problemática. No obstante, hasta 2012 el Consejo Nacional de Población, señalaba que Colima ocupaba el tercer lugar nacional en abuso sexual infantil, derivado por el problema del turismo sexual en Manzanillo.
Y lo más grave aún, es que según la Asociación para el Desarrollo Integral de las personas Violadas, de las 32 entidades del país al menos en 25 el abuso sexual infantil no se califica y los agresores pueden salir bajo fianza o pagando multas que van desde los tres días de salario mínimo a los mil 200 días.