Los caminos de Colima, musas de viejas canciones e inspiración de poetas, la ciudad, el centro, erigido sobre antiguos túneles cristeros, calles que han cambiado, gente que ha cambiado, la llegada de los automóviles ha marcado un cambio radical sobre cómo se transita por estas viejas calles.
El cruce entre Nicolás Bravo y Medellín, a simple vista se nota el señalamiento, es visible, pero aún en el cruce existe confusión. Quién va primero o quién va después. A veces en este cruce la cortesía es excesiva. Pero a falta de un semáforo que regule los tiempos, suele haber problemas y más estando a unos metros una parada de camión.
Pero la llegada de la tecnología no es tan efectiva en todos los casos, pues en la calle Revolución e Ignacio Zaragoza, un semáforo, titilante como señal de precaución, padece monocromía, pues sólo marca un color que es el rojo. Este semáforo que parpadea como si fuera preventivo sólo confunde a los conductores y en ocasiones hasta a los peatones, en un juego de vaivén en el que la tecnología no ayuda para nada.
De nuevo por la calle Medellín, pero ahora cruzando la Miguel Hidalgo, la calle choca con el Jardín Torres Quintero, sólo para girar hacia la derecha y volver a subir, aquí una vez más el señalamiento marca uno y uno, pero la concentración de autos entorpece el avance vehicular que es mucho, pues la calle se encuenta entre dos tramos que tienen mucho flujo de tránsito.
Pero si hablamos de superar grandes obstáculos, una gran subida perteneciente a la calle Matamoros, que en la mayoría de las ocasiones tienen que subir a gran velocidad, para no ser vencidos por la gravedad, provoca que aquellos que vienen desde el sur por la Venustiano Carranza, no vean a los autos que con dificultad suben. Esto de no ser por la pericia de algunos conductores provocaría graves accidentes, pero el peligro ahí está.
Está claro que Colima es una ciudad hermosa, y una que ha ido adaptándose al ritmo de los cambios, pero en cuanto a movilidad, educación y diseño urbano aún le falta mucho que aprender. Pues la cultura vial y los señalamientos son vitales para el desarrollo de la que lleva cuasi por himno el camino real de Colima.