Calles semidesiertas, casillas con votantes en un buen número, la zona de Coapa, en la delegación Tlalpan, al sur de la capital, vive una jornada electoral tranquila.
Algunas quejas sobre casillas no abrieron a las ocho en punto o que les falta agilidad, lo cierto es que en la mayoría de los casos la votación fluye sin gran novedad.
En la casilla 4006 instalada en el parque de la colonia Belisario Domínguez, Lucía Terrones dijo que llegó temprano y casi abrieron a las nueve de la mañana.
Aplaudió la casilla especial que atiende a adultos mayores e incapacitados, y el hecho de que en una de las filas un joven amable los auxiliaba a depositar sus votos porque los colores se parecían.
Hizo una fila de 40 a 50 minutos antes de entrar a la casilla y ya adentro, media hora más.
Alerta que en las redes sociales anunciaron que durante la jornada se relaciona además una cartilla para el apoyo de una ley de protección de mascotas, lo cual es falso.
En la casilla 4004, en la primaria Margarita Maza de Juárez de esa misma colonia, Florencia Morán está formada en la fila de quienes su apellido comienza con las letras de K a la Z.
Esperan con impaciencia. Su vecina, Silvia Oliver, con quién llegó a votar, refirió que sus hijos viven en la colonia Vergel de Coyoacán: "Los acompañé y no vi filas, están muy organizados".
Recordó la importancia de recibir seis boletas para votar por diferentes cargos, incluido Presidente y jefe de Gobierno de la Ciudad se México.
A la pregunta de si algún partido, grupo o persona trató de coaccionar su voto, contestaron con un rotundo: "No".
Una de ellas recordó que hace seis años, algunos comercios daban obsequios si se mostraba el dedo entintado: "Parece que mi hija me dijo algo de una tienda de sushi, pero no he visto más", expresó Silvia Oliver.
Lo verdaderamente importante, expresó, es tener una cultura y una conciencia de participación, pero eso, indicó, es algo que empieza en casa.
Tranquila, las colonias Floresta y ex Hacienda Coapa. Sabe que a toda la zona le llaman el barrio fantasma después del sismo.
Por acá, por allá, las heridas siguen a "en carne viva". En rancho Tamboreo, a un lado del Colegio Enrique Rébsamen, Georgina Flores, pide: "Escriba y publique: vino un ingeniero en estructuras de la delegación, César Hernández, hace cuatro semanas. Hizo un estudio. Mandó su dictamen. De viva voz nos dijo a los vecinos qué hay peligro inminente".
Gane quien gane, pide, "la estructura está cada vez peor y no podemos esperar a un nuevo jefe de gobierno. Esto debe resolverse ya!".
El edificio pone los pelos de punta. Da miedo. Cada vez está más destruido. Muchas maderas que apuntalaban algunas de sus partes están hinchadas o ya se botaron.
No hay protestas. No hay problemas: "ExHacienda es un barrio muy tranquilo", señala Luis González Calvillo. "No sabemos de ningún desorden".
La casilla más cercana se ubica en Rancho Xinte. Es la 4032 y al igual que todas las demás de la zona, es resguardada por dos policías. La gente espera tranquila su turno.
Click, click. Desde un celular tomo fotos al Rébsamen. Una mujer, que omitió decir su nombre, mira desde la puerta de su casa.
Disculpe, estoy haciendo mi trabajo. Enseñó la credencial: "Usted haga lo que tenga que hacer. Aquí, a nadie le importa nada. Ese edificio se está cayendo y nada. Nos cambiaron las banquetas, indica, por qué no retiraron mejor ese peligro. Desde septiembre sólo hay polvo".
Cree que se apuesta al olvido en este hecho, se indaga.
"Por qué no, si no han hecho nada antes, por qué iban a hacerlo ahora?", responde la mujer.