Con una sonrisa en el rostro como su carta de presentación, Ana María Jáuregui de 62 años de edad sale a trabajar todos los días para ganarse la vida.
"Me ha dado mucho gusto cuando me dicen que ando muy feliz que no ando triste no ando amargada que siempre traigo mi sonrisa y como que les doy vida / me preguntas qué me gusta de mi trabajo, andar trabajando, no estirar la mano".
La mujer tiene aproximadamente 10 años vendiendo golosinas en los cruceros de la capital colimense, actividad que decidió emprender por la falta de oportunidades laborales, pues la edad y la falta de un brazo, han sido motivos para que no quieran darle empleo.
"Porque nadie me daba trabajo y la necesidad de trabajar porque pago renta, pago luz y soy sola / tenía 19 años cuando perdí mi brazo yo todo el tiempo he trabajado, en Tepic Nayarit trabajaba en una casa, dure como 5 años, las niñas lloraban porque me iba porque se criaron conmigo".
Recuerda que durante los casi dos años de restricciones por la pandemia de Covid-19 le fue muy mal en sus ventas, incluso, hubo días en que no vendía nada.
"No vendía nada porque la gente no bajaba sus ventanitas y yo señor ante tus manos me pongo padre haz tu santa voluntad y no la mía y ya más pa delante la gente que andaba bien me bajaban la ventana porque toda la gente me apoya".
Ana María se siente bendecida, pues hay mucha gente que la estima y la apoyan. Actualmente se ubica en el crucero de la avenida Constitución y Felipe Sevilla del Río del municipio de Colima, en donde se le puede ver sonriente ofreciendo sus productos.