A pesar de no existir una estadística en el INEGI sobre cuántas personas rinden culto a la Santa Muerte, especialistas estiman que esta práctica tomó fuerza en México en los años 90´s con la detención del secuestrador mexicano, Daniel Arizmendi "el mochaorejas".
"Cuando fue aprehendido este señor se encontró en su casa un altar de la Santa Muerte y esto despegó una serie de opiniones, primero, la santa muerte está asociada a los delincuentes, a gente de mala cabeza como decían antes".
De acuerdo con investigaciones antropológicas, este culto como cualquier otra actividad social responde a una necesidad espiritual de creer en algo o alguien, sin embargo, se le asocia con personas que no son de buena fe, quienes de forma paradójica, le piden que los proteja de morir.
"Que es una respuesta a las necesidades y problemas de la gente que vive "ojo" con este dato, en situaciones de vulnerabilidad porque están en actos delictivos, de algunos de sus devotos/quienes se suman a este culto es gente de todas las clases sociales, económica, culturales, que no han encontrado "ojo" es otro dato interesante, que no han encontrado respuesta en otros cultos".
Nota: En Colima, como en muchos lugares, cada vez existen más personas que rinden culto a la "La Niña Blanca", "Flaquita", "Madrina", "Señora", "Santita", como la llaman, a quien se le habla al tú por tú y consideran, no se le piden milagros, sino, favores o paros como coloquialmente se le dice.
El especialista agregó que, en este culto, no se requiere de un líder u organización pues son individuales y la comunicación es directa.