Entre los intensos rayos del sol Carmen va de un lado a otro sobre el camellón del Paseo Miguel de la Madrid, a un costado de la Glorieta de Los Perritos. Es madre soltera y con la venta diaria de lechuguillas y naranjadas busca ganar recursos para su sostenimiento y de su hijo, quien ya es un adulto pero padece una discapacidad y no puede valerse por sí mismo.
"Bueno soy de hecho cocinera, pero como me iba bien aquí por eso me vine para acá y aparte de que nos corrieron por la contingencia en el comedor; este, nos dieron de baja a varios, entonces por eso decidí ya mejor quedarme aquí"
A pesar de ya sumar 5 años como vendedora en el crucero vial, reconoce que su trabajo no ha sido fácil, pues también ha sido afectado por la pandemia, la inseguridad y las lluvias. Comparte que de vender 300 lechuguillas al día, ahora no logra ni las 100.
"Pues las ventas están bajas y a veces pues nos gana el semáforo, entonces a veces también pues la gente pasa uno y nos cierran los cristales; a lo mejor piensan que vamos a robar pero nosotros no vamos a robar, nosotros venimos a trabajar a ganarnos el pan de cada día"
Carmen toma sus dos cubetas y recorre el camellón ofreciendo la bebida refrescante. Aunque a veces recibe más desprecio que atención de los automovilistas, pide el apoyo de la ciudadanía para que no deje de comprarle y así seguir llevando el pan a su casa.
"Sobre todo la verde sirve para los riñones, para hidratar, para las vías urinarias, hasta pa cuando andan crudos las personas, también para eso sirve la verde" / "De las de sabores se vende más la de naranja y la de chicle"