La tortilla, es el alimento con mayor presencia en los hogares mexicanos, el más solicitado a la hora de la comida, el de mayor alcance para todos y el más solicitado por chicos y grandes.
Cada parte del país tiene un tipo de tortilla diferente que es elaborada con maíz originario de la región, por ejemplo, las tlayudas en Oaxaca o las tortillas pequeñas de la zona maya, sin embargo, esta diversidad de tortillas está en peligro debido a la importación de maíz. Y es que, desafortunadamente México solo importa el 36 por ciento del maíz que se consume en el país, mismo que no solo va al forraje, sino también, al consumo humano.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Economía, durante el 2017, México produjo 25 millones de toneladas de maíz, de las cuales, solo se consumieron 14 millones, mientras que lo que se importó de Estados Unidos fueron casi 15 millones de toneladas.
De acuerdo con datos de la "fundación tortilla" en el país, en México existen más de 70 mil tortillerías, casi 6 mil supermercados y alrededor de 15 mil tiendas de conveniencia en las que se comercializa este alimento, no obstante, no existe una regulación que fomente la transparencia de acceso a la información para los consumidores de tortilla, mucho menos, una clasificación que diferencié los tipos de tortilla que se comercializan.
Esto quiere decir, que el precio y valor es el mismo para una tortilla hecha a mano, con metate y una industrializada que contiene aditivos y que es vendida en supermercados. Por ello, debido a la irrupción de transaccionales, el consumo de tortilla ha caído un 40 por ciento, además de que la mayoría se elabora con harinas industrializadas y no con maíz nixtamalizado.