Como ha sucedido desde 1969, hace 51 años, el señor Ramón Martínez Espinosa inició este viernes la instalación del altar de muertos dedicado a su mamá María de Jesús Espinosa Vega, quien falleció justo cuando él apenas tenía 12 años y que hoy en día mantiene viva su presencia a través de esta tradición milenaria en el país.
Afirmó que lejos de estar triste, se siente alegre y contento, por lo que busca contagiar de estos sentimientos a su familia y vecinos, tal y como era su madre en vida.
"Mi madre era una mujer muy alegre, anteriormente la gente se juntaba en las casas, afuera de la banqueta de su casa a platicar. Ella era una persona muy conocida del barrio aquí de la Manuel Álvarez 211, que empieza en el 200 y termina en el 2050. A ella le decían Doña Chuy. En paz descanse Don Gabriel Gutiérrez, una persona que vivía por ahí cercas, su esposa decía: Doña Chuy a qué hora va a salir a platicar, salga a platicar con nosotros y decía: hay que tengo mucho qué hacer, y salía a la banqueta, se estaban 2, 3 horas platicando. Mi madre muy alegre".
En una pequeña mesita yace la imagen de Doña Chuy rodeada con cuatro macetas con flores de cempasúchil. No obstante, el señor Ramón destacó que instalará más elementos para resaltar el altar, principalmente alimentos que le gustaban.
"A comprar frijol, arroz, azúcar, que es lo único que comíamos en aquel entonces, sin faltar el frijol y el arroz, eso es lo que nos daba de comer, entonces dije, bueno, le voy a ir a traer unos kilos de arroz y un frijol ahorita. Pero me da mucho gusto que ustedes estén aquí porque, pues para que se vea la tradición. A mí me gustaría que mi nieto, ya mis hijos están muy grandes, están separado, pero que mis nietos lo vieron, lo acostumbraran. Pienso ir a comprar más flores, a llenar de flores toda esta área".
Finalmente, Don Ramón mencionó que su mamá nació en una comunidad de Pihuamo, Jalisco, y cuando él tenía 2 años, se trasladaron a Colima. Afirmó que la intención de instalar el altar en la cochera de su domicilio, en Mariano Arista 135 de la ciudad de Colima, es con el objetivo de promover y conservar esta tradición, pero sobre todo que se inculque a las nuevas generaciones.
"Pues para mi es una bendición de Dios, este, tener esa conciencia de que la siento viva a mi santa madre. Yo, este, la venero, le rezo cada día, tengo su foto en la casa de ustedes, adentro, y estoy al pie de una propiedad de ella, entonces no se me pasa a mí, yo les inculco a mis hijos. Mira, ahorita, desgraciadamente, mi nieta la más chica dijo: papá me hablas para ayudarte; sí cómo no, pero a lo que veo todavía no se ha levantado".