"Poco a poco se enamora uno de la tierra cada año, y yo aunque no quisiera la tierra la heredé de mi papá y como es comunidad hay que sembrar para que no quede al aire libre".
Para Ramón Velázquez Aranda, esto es lo que significa la tierra en donde desde hace 40 años cada temporal de lluvias siembra cacahuate, producto que aprendió a cultivar gracias a su padre, quien a los 13 años lo enseñó a trabajar la tierra.
Para producir cacahuate explicó primero se limpia la tierra, se hacen los surcos y se colocan dos semillas con una distancia de 25 centímetros, aquí en Zacualpan han elegido la variedad siciliana, ya que les gusta su sabor, no sale vacía y la cosecha es buena con mucha o poca agua.
"Casi con pura humedad se viene la planta por eso la sembramos en temporada, a veces que llueve bien y a veces que no y no lo daña, si llueve mucho no lo daña, yo recuerdo en tiempos de Jova que se iba a echar a perder con tanta agua y no primeramente lo beneficio".
En su parcela don Ramón logra cosechar hasta 35 costales de 30 kilogramos de julio a octubre, pero para obtener un cacahuate de calidad deben retirar continuamente la maleza que rodea el surco y cuando está listo el cultivo retiran la planta de un jalón la pone a secar boca arriba por cinco o seis días, lo limpian y llevan para tostarlo en el comal.
"Esto ya es una tradición para mi y me siento tranquilo porque a veces puedo hasta un mes o dos meses no trabajar simplemente estar dorando cacahuate y es estar vendiendo porque dos el frasquito o bolsita a cinco pesos".
Gracias a este trabajo y la colaboración de su esposa que lo ayuda en las labores más pesadas, don Ramón asegura ha podido sacar adelante a sus cuatro hijos.