Juan Alejandro Ochoa Gaitán es invidente, fue a raíz de una enfermedad que fue perdiendo la vista de manera paulatina con el paso de los años, la falta de oportunidades para las personas con discapacidad no ha sido un impedimento para que el hombre pueda salir adelante.
"Yo vendo dulces, cerillos, bolsas, periódicos y en la tarde vendo pan/tengo como 14 años".
"Para nosotros que estamos invidentes se nos dificulta porque casi no somos tomados en cuenta, otras discapacidades como sillas de ruedas o sordomudos si pero para nosotros es más difícil".
Juan asegura que en estas fechas cuando las familias están gastadas por el regreso a clases las ventas han sido muy bajas, sin embargo, ese no puede ser un motivo para dejar de trabajar, pues a diferencia de muchos que solo estiran la mano para recibir una moneda a cambio de nada, a él le gusta ganarse el dinero con su trabajo.
"Había estado regular pero de repente baja y no se ha acomodado muy bien la venta está media flojona, y cómo le haces cuando hay días flojos? hay que trabajarle un poco más, quedarme más tiempo y moverme para ofrecer porque hay que llevar algo aunque sea/ a veces recibimos apoyo de una hermana pero no es siempre".
"Lo que me gusta es que yo le doy el ejemplo a mis hijas que a pesar de mi discapacidad no ando pidiendo dinero trato de aunque sea poco llevar dinero a la casa".
Sus dos hijas que cursan la primaria y secundaria y su esposa que también es invidente y muy trabajadora, son su inspiración para salir a diario a trabajar y agradecerle mucho a Dios por todo lo que les ha dado.