Ellos son Cairo, Arcoiris y Yava, una familia de payasitos, un proyecto que nació hace casi tres décadas con la intención de generar sonrisas en la población.
"Inicia hace 24 o 28 años en la ciudad de Tampico, Tamaulipas, con un primo que en paz descanse, se llamaba bomberito, yo le seguí, hicimos una película que se llamaba "Barra Cura 4" que nunca la he visto pero sí se filmó/se fue haciendo en grande y fue creciendo la familia payasística".
"Lo más bonito es ver a la gente feliz, ver que está aplaudiendo y contenta, poder transmitir la alegría, es la mejor medicina del alma herida".
"Para mi es algo tan motivador, amo tanto a mi payasita que me ha dado muchas satisfacciones, salir y recibir tantas sonrisas de niños, adultos, como espontáneamente actúan al verme, no es muy común ver a payasitas".
Entre risas, chistes y malavares, la familia reveló que aunque estos episodios de felicidad se han convertido en parte de su cotidianidad, no todo es miel sobre hojuelas, pues a lo largo de su trayectoria, han experimentado situaciones complejas, en donde tienen que salir con el corazón roto pero en donde el show debe continuar.
"Una ocasión un compañero que estábamos en Guadalajara, Jalisco, hace como 16 años íbamos en la carretera por la avenida 16 de septiembre y tiraron un balazo y le pegó a él, y yo así me presenté al escenario, sin más, sin decir, voy al velorio, qué hago, me entrevistan, el peritaje pero con el llanto por dentro tuve que estar en escenario, fue un golpe porque decían a lo mejor tu le ocasionaste el balazo o porque no te dieron a ti y Dios te libró/sacar fuerzas de lo más profundo del corazón para transmitir alegría".
Cairo, Arcoiris y Yava, compartieron que en la actualidad, lo más difícil para un payaso es lograr hacer reír a los adultos, pues entre los problemas que afectan a la sociedad, la capacidad de asombro ha disminuido entre este sector de la población.
"El adulto ya ahorita con lo del internet, las redes sociales ya no muy fácil se ríe y el niño con cualquier cosa se ríe, pero también los de diez a 13 años es otro tipo de público, pero los de tres o cuatro, cinco, seis años, tienen su mente tiernita y no están maleados, a los más grandes les cuentas un chiste blanco y dicen mejor uno rojo o ellos te están contando un chiste".
Finalmente, la payasita Arcoiris señaló que mientras Dios les preste vida, la familia continuará luchando para que la tradición de los payasos no desaparezca, para seguir generando sonrisas y así hacer que la ciudadanía en general se integre a la risoterapia.
"Incluso vivimos en una etapa donde se hablaba de que los payasos eran asesinos e inculcaban a que nos tuvieran miedo, o los papás les dicen, te va a llevar el payaso, entonces siembran miedo y empiezan las desconfianzas, y queremos ir poco a poco matando esas cosas y el payasito siga brindando alegría, confianza".