Considerada como un trastorno de ansiedad, la fobia es un miedo fuerte e irracional a un objeto, animal, actividad o a cierta situación. De acuerdo con la secretaría de prevención y promoción de la salud, cuando una persona se expone a éste estímulo fóbico, se presenta una respuesta inmediata de ansiedad, por lo que pueden presentarse síntomas como; pánico, miedo, taquicardia, falta de aire, sudoración, temblor o deseo de huir. Incluso, las fobias pueden provocar infartos a quienes las experimentan cuando el grado de temor se intensifica de forma desmedida.
De acuerdo con el Instituto Mexicano del Seguro Social, la fobia ocupa el segundo lugar entre los padecimientos mentales en México, después de la depresión. Incluso, refiere que, a través de los servicios de psiquiatría, seis de cada diez pacientes que atienden son por fobias.
Se estima que, a nivel mundial, el 8 por ciento de la población presenta alguna de las más de 248 fobias identificadas, y alrededor del 13 por ciento de las personas presentan un tipo de fobia en algún momento de su vida. En México las padecen en promedio un 4 por ciento de los habitantes de entre 18 y 65 años, pero por creerse que son parte de la personalidad, sólo alrededor del 1 por ciento de los afectados pide ayuda médica, pese a que el 95 por ciento de las fobias pueden ser superadas con terapia.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Epidemiología Psiquiátrica en México, las fobias se clasifican en tres grupos; las sociales, específicas o simples y la agorafobia. Las más comunes son las específicas, es decir, el 7.1 por ciento de la población presenta alguna; pues esta se relaciona con el temor a ser juzgado o estar demasiado expuesto a eventos sociales, a ser el foco de atención o hacer el ridículo en público. Se estima que en México la padecen alrededor de 13 millones de personas y se asocia con la ausencia de apoyo social, menor nivel educacional y bajos ingresos.
La agorafobia, es el temor a los espacios abiertos o a salir solo. Mientras que la fobia específica, se refiere al temor a las multitudes, miedo intenso a los objetos, o a las alturas como; animales (zoofobia), insectos (etomofobia), ratones (muridofobia), sitios cerrados (claustrofibia) y lugares altos (acrofobia). También destaca la fobia ambiental, o miedo a los truenos, al sol, la lluvia, lugares cerrados, a los animales, inyecciones, hospitales o enfermedades o el miedo a números como el #13.