Cada mañana la señora Alicia se levanta y sale de su casa para ganarse "el pan de cada día", como ella dice, barriendo las banquetas y calles de las casas o haciendo mandados, y desde febrero todas las tardes trabaja de paquetera en un mini súper, lo que ha "alivianado" sus días.
"Venía yo con mi hijo, porque a mi hijo lo traigo a diario conmigo, ya me dijo Lucita ¿le gustaría trabajar aquí conmigo?, le digo claro que sí, me dio muchísimo gusto, le digo solamente Dios sabe que sí lo necesito".
Trabajando honradamente, hace que el poco dinero que gana le alcance para comprar lo básico para ella y su hijo, que padece de una discapacidad; sin lujos, ni antojos. Pero con pies y manos para salir adelante.
"Mi labor mía es empacar, empacarle a las personas su mandado que compran cada día, y aquí estoy solamente empacando (...) Lo mínimo son 80, lo más poquito, y lo máximo 200, en días buenos, y aparte de las barridas pues qué 40 ó 60 pesos".
A causa de la pandemia por la Covid 19, los adultos mayores que trabajaban de empacadores o cerillitos en tiendas comerciales tuvieron que suspender sus labores por ser un sector vulnerable; sin embargo Alicia este año pudo continuar laborando y espera ser un espejo de honestidad para los jóvenes.
"Que honestamente salgan a pedir trabajo limpiamente, sin andar haciendo cosas que no deben, ojalá que yo sea un espejo para esas personas // yo me levanto cada día y digo yo puedo, yo puedo".