Hace siete años Humberto Manuel Rosado Ávila decidió emprender su negocio del café bocho, en donde ofrecen esta bebida caliente y frappés de distintos sabores.
La idea fue su esposa, ante la inestabilidad económica que atravesaban.
"Ella decía un café andariego/salió la idea de un motocarro pero debido al peso de todo el equipo que manejamos el motocarro se volteaba o se paraba de manos".
Un día en internet vieron que una persona vendía un bochito ya listo para utilizarse para el negocio en la Ciudad de México, por lo que no perdieron la oportunidad de adquirirlo.
"La idea fue ponernos en dependencias, no fuimos al complejo administrativo pero no nos fue muy bien realmente, me pasé a la SEP ahí afuera y ahí nos iba bastante bien / probamos en la Universidad afuera en la entrada de medicina y enfermería y desde el primer día fue un exitazo".
Posteriormente la Universidad de Colima los invitó a vender al interior del campus, más tarde adquirieron otro bocho y también fueron invitados a instalarlo en el campus central.
No obstante, durante la pandemia vivieron momentos críticos, duraron siete meses sin trabajar, hasta que poco a poco todo comenzó a volver a la normalidad y decidieron instalar un café bocho frente al Tecnológico de Colima y el otro se quedó en la máxima casa de estudios.
"Nos costó trabajo iniciar en la época de la pandemia pero aquí estamos nos hemos mantenido y ya la gente nos ubica y nos conoce aquí / a la gente le llama mucho la atención el concepto del bocho no se había visto mucho aquí además lo que nos ha funcionado es vender calidad a buen precio".
En el futuro inmediato, esperan trabajar muy duro para conseguir una combi, es decir, seguir con el mismo concepto pero en un auto con más espacio.