"Pues yo lo quiero todavía vivo y quiero encontrarlo, sino es vivo pues que me digan en dónde están sus restos...
La crisis de desaparición de personas es grave en la entidad de Colima, quienes más lo adolecen son los familiares, esos que les falta un ser querido en su mesa, esos que no pueden dormir porque la incógnita no puede ser resuelta por las autoridades estatales.
En lo que va de este 2023 y al corte del 17 de noviembre se tiene un registro de 602 víctimas de desaparición y 593 carpetas de investigación, mientras que en el histórico desde el 2008 reportan 6 mil 339 víctimas no localizadas.
Ante la ineficiencia de las autoridades los familiares han conformado colectivos de búsqueda, que deben tomar la batuta para exigir resultados.
"Hace ya 5 años y de acuerdo a las investigaciones pues ya hay un detenido que está en el 2066 de la cárcel, pero hasta ahorita él ha dicho que no tuvo nada que ver (...) la línea de investigación terminó a que a mi hijo se lo llevaron a Comala ".
Las familias son juzgadas, los desaparecidos son revictimizados por las propias dependencias y esto ha generado una desconfianza para interponer denuncias, en el caso de Donaldo, tan sólo por ser tatuador fue recriminado cuando su madre acudió a las instancias de justicia y relató lo sucedido.
"Usted sabe que todos los tatuadores se drogan, y yo le dije pues no, no sabía, pero alomejor con el que usted fue a hacerse el tatuaje que trae en la mano sí lo hace, y me dijo pues aquí no le podemos levantar la denuncia se tiene que ir a la UECS (Unidad Especializada de Combate al Secuestro)".
La última vez que se le vio estaba pronto a cumplir 24 años, como Carmen y su familia existen miles en el territorio colimense, pero también en el país, quienes tienen la esperanza de encontrarlos vivos, así pasen años, o al menos tener sus restos, enterrarlos dignamente, para saber dónde llorarles o a dónde llevarle un ramo de flores.