Después de 45 años el objetivo del Iguanario Archundia no ha cambiado, proteger y conservar a los reptiles. Actualmente son más de mil iguanas que se han reproducido en el lugar y, pese a que cada vez se complica más su alimentación, la señora Olivia García y su familia no se rendirán y seguirán velando por el cuidado de la especie.
"No se venden, no se prestan, no se llevan a ningún lado; aquí una iguana nace, cuando ha habido alguna muerte pues se entierra". / "A mí, en lo personal, me ha representado un gusto preservar estos animales, cuidarlos, atenderlos y transmitirle a las personas que no los maten, que no los consuman", señaló.
El ingreso para observarlas no tiene costo, por lo que el Iguanario sobrevive de donaciones que realiza el público, además de que todos los días el señor Ramón Medina Archundia acude a comercios a recolectar frutas y verduras que les regalan para alimentarlas.
"Mi esposo va, tiene 2, 3 personas en el mercado que le apartan o le dan la comida y cuando no se puede, por ejemplo lo que más les gusta son los plátanos, pues hay que comprarlos porque no es de dar seguido los plátanos".
Tras el periodo de pandemia, el lugar tuvo que cerrar sus puertas por casi 4 meses y la alimentación se complicó; no obstante, para Olivia y su familia las iguanas son prioridad.
"Ellas viven en los árboles, ahí se quedan, bajan a comer, van por la comida, ellas comen aquí, no comen, es raro que coman hojitas de los árboles". / "Con nosotros no se vale enfermar, tenemos que estar diario aquí, todos los días", mencionó Olivia.