El cáncer de piel se puede desarrollar en cualquier parte del órgano que es el más grande del cuerpo, y son cinco los indicadores de riesgo ante lesiones cancerígenas.
Ante esto se recomienda dar seguimiento al ABCDE de los lunares o manchas atípicas en la piel; que son la asimetría, bordes, color, diámetro y la evolución.
Se inicia con la asimetría, es decir, cuando la mitad de un lunar se ve diferente de otra, no son simétricas.
En los bordes irregulares, mal definidos o borrosos pueden ser un signo de melanoma; el color de los lunares particularmente oscuros o multicolores pueden conllevar riesgos. Los negros aumentan la sospecha.
Mientras que se debe también observar el diámetro, una mancha mayor de más de 3 centímetros de diámetro es una señal para acudir al dermatólogo.
Y finalmente la evolución, un lunar que modifica su tamaño, forma o color y pica, se inflama o sangra.